martes, 13 de agosto de 2013

Sobre J.J. Cale y Mick Farren y otros adioses


Si cualquier navegante del Río tiene a bien pasear por los enlaces laterales, encontrará la sección Ríos Principales, que no es más que un listado de diversas etiquetas que enlazan a artículos publicados. Y allí, sin llamar la atención, se encuentra una en concreto, que bajo el nombre de Despedidas anuncia 26 artículos sobre tan dramática temática.

26 artículos que ni mucho menos son todos los publicados. Más que nada, porque de los 10 años de travesía río arriba, más de la mitad están aún sin etiquetar, algo que deberemos encarar en cuanto nos abandone esta sensación de molicie permanente. (...)


Y porque muchas de las Despedidas encuentran su ubicación en las Píldoras, y no quedan reflejadas aquí (de momento).

Por qué Despedidas? Las necrológicas u obituarios son en sí mismo un género periodístico en el que existen verdaderos maestros. Pero cada muerte, cada adiós de alguien relacionado con el mundo del rock o su cultura/subcultura es para nosotros un simple hasta luego. No tratamos de poner en orden su carrera, de amplificar sus éxitos y fracasos. Nos lo tomamos como la necesidad de dejar constancia de un simple adiós a gente que de una u otra manera influyó en lo que somos. A veces con una simple fotografía, en ocasiones un vídeo, excepcionalmente un escrito sobre sentimientos. No damos para mucho más.

En más de una ocasión me han preguntado por qué seguimos dando cabida a algo que no aporta mucho. El rock’n’roll es un género viejo, y más las fuentes de las que bebe. Que vaya desapareciendo la gente que ayudó a crearlo en cualquiera de sus afluentes es lo consustancial al paso del tiempo. Pero no queremos olvidarlo.

Dos simples semanas de descanso y uno se encuentra con demasiados adioses. Desde Haji, uno de los iconos del adorador mamario Russ Meyer hasta Karen Black, a quien descubrimos en su pequeño papel de prostituta en la iniciática Easy Rider o en el Nashville de Robert Altman.  Desde Eydie Gormé, de quien conocíamos la pizpireta Blame it on the Bossa Nova, hasta George Duke, que descacharró funk en más de una ocasión con su amigo Zappa. Parando por su puesto en Cowboy Jack Clement, leyenda de la Sun ligada a nombres tan necesarios como Johnny Cash, Jerry Lee Lewis, Roy Orbison, Doc Watson o Townes Van Zandt.

Pero recién iniciado el descanso estival se iban, casi sin llamar a la puerta, dos tipos que han sido fundamentales en nuestro crecimiento, por muy antagónicos que fueran.
Llegué a J.J. Cale como tanta gente de mi generación a través de Eric Clapton. Pero fue descubrir que After midnight o Cocaine llevaban su firma, para meterme en él y no querer salir. Ese huir del estrellato hasta el punto de dar conciertos sentado de espaldas al público por una timidez casi insuperable me fascinaba. Su voz, su forma de tocar la guitarra (cuando salió Mark Knopfler muchos alucinaban y otros sabíamos de dónde venía), su caricia, sus canciones, su eterna pereza, fueron mucho más que una simple compañía. Llegué, me quedé y no me iré.

Llegué a Mick Farren buscando esas letras, esa música, esa actitud que enlazaban con la historia de la contracultura. Desde The Deviants a sus libros y artículos, con ese fascinante halo de anarquista revolucionario y esos cardados estratosféricos, y engatusado siempre con sus mases y menos con Mick Jagger. Y esa manera tan suya de irse, a los 69 años, desplomándose en pleno concierto de The Deviants, con las botas puestas, como debe ser.

Que por qué en el Río damos pie a estas Despedidas? Porque queremos rendir nuestro adiós a gente como ésta, porque Clement, Cale o Farren son parte de lo que somos.

Suena la corriente: "After midnight" - J.J. Cale

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