
Siempre hemos defendido que Rattlesnakes (1984) es una obra cumbre de pop personal y melódicamente intachable. Perfect skin no sólo era un single redondo, sino un compendio de la unión entre el pop y el folk que años antes había fructificado en la costa californiana, y todo ello sin abandonar ni un momento el aire eminentemente británico que expelía todo el disco. Pero Rattlesnakes fue grabado hace ahora casi 30 años. (...)