Siempre hemos defendido que Rattlesnakes (1984) es una obra cumbre de pop personal y melódicamente intachable. Perfect skin no sólo era un single redondo, sino un compendio de la unión entre el pop y el folk que años antes había fructificado en la costa californiana, y todo ello sin abandonar ni un momento el aire eminentemente británico que expelía todo el disco. Pero Rattlesnakes fue grabado hace ahora casi 30 años. (...)
Estos treinta años después, dos discos más bajo el manto de los Commotions y unos diez a su propio nombre pareciera que habían llevado al bueno de Lloyd Cole a una tierra de nadie. Asentado hace tiempo en Nueva York, algo nada extraño dadas las influencias que él mismo ha citado en numerosas ocasiones, su escoramiento hacia posiciones eminentemente folk había dado con sus últimos trabajos en las cubetas de una americana bastante deficitaria en cuanto a alma. Cierto que en parte mantenía su esencia, Antidepressant (2006) y Broken Record (2010) no son malos discos, pero adolecen de la ausencia de ese soul no sólo nominal sino sentimental tan característico de Cole. Incluso su reciente cambio de tercio junto a Hans-Joachim Roedelius (Cluster) en Selected Studies, Vol. 1 no dejaba de ser eso, un simple experimento.
Y por sorpresa, a la hora de encarar su nuevo trabajo, Standards, uno se encontraba con multitud de anuncios del tipo la vuelta al rock de Lloyd Cole. Pues puede ser que sí tenga una presencia eléctrica más definida, pero ese hecho por sí solo no aseguraba la excelencia. Sin embargo, hemos de admitir que más allá de esa electrificación, Standards recupera principalmente ese alma que tanto echábamos de menos. De seguro, su mejor colección de canciones en mucho tiempo. Y que comienza como debe hacerse, con tres pepinos sabrosos y adictivos. Esa versión de California earthquake, compuesta por John Hartford y que fuera cantada por Cass Elliot (Mama Cass), ya indica la personalidad de un disco capaz de iniciarse con melodías ajenas pero imbuidas de la fina ironía de este hombre, en este caso frente al siempre anunciado terremoto final que borraría la costa oeste americana. Pero tiene continuidad en Women’s Studies, canción redonda, deudora melódicamente del Dead flowers de los Stones, con numerosos guiños cultos en la letra (Cole hizo estudios de filosofía) y en Period Piece volviendo los ojos a sus añorados juegos de guitarra de pura resonancia pop.
Unido para la ocasión con el Commotions Blair Cowan en las teclas, Joan Wasser, la de Joan As Police Woman, al piano y las voces, Fred Maher a la batería y un Matthew Sweet muy querido en estas aguas pero con una sorprendente mala prensa entre músicos y críticos, al bajo, sobresale por encima de todo ese tejido de guitarras que consigue Lloyd Cole al enlazar la propia con las de Mark Schwaber, Matt Cullen y su propio hijo Will Cole, acercando en ocasiones el resultado al de sus amados Television. Desde las canciones más íntimas como esa deliciosa cadencia folk de No truck hasta la frescura de Opposites Day o el análisis generacional de Kids today, todo suena honesto, sincero y real. Todo suena con alma.
Así que sí, parece real que Lloyd Cole está de vuelta.
Suena la corriente: "Women's Studies" - Lloyd Cole
Suena la corriente: "Women's Studies" - Lloyd Cole
Muy buen disco, sí señor....
ResponderEliminarY de los que crecen a cada escucha, algo que nos encanta...
EliminarEn cuanto me hice con él me compré el vinilo, con cd incorporado para escuchar en el coche, la ocasión lo merece, es muy bueno, ha recuperado la garra que perdió con su "Disco Roto", ahora vuelve a ser un Commotion.
ResponderEliminarNo es mala ésa de darle el grano del vinilo a este disco, no...
EliminarY la semana que viene estará de gira por España: Valencia, Barcelona, San Sebastián, Zaragoza y Madrid, ¡a partir del 10 de octubre!
ResponderEliminarGracias, Christian. Totalmente recomendable. Aunque he oído que viene en formato acústico. Pero igual da...
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