Papas Fritas, o el frescor pop de la puesta de sol

Supongo que la música que acompaña a cada uno durante los meses de verano dependerá de los estados de ánimo. Al fin y al cabo, igual que el resto del año, ya que hablamos de algo indisolublemente unido a nuestras sensaciones. O al menos, así he pensado siempre que debería ser, aunque oído lo oído por esos garitos de dios, me temo que la gran mayoría deja de lado esa sensibilidad a favor de la uniformidad. Pero no nos desviemos.(...)


Sin saber muy bien por qué, tiendo estos meses a refugiarme en sonidos que suelen llevarme a la melancolía y la nostalgia. Tal vez porque, sin poder evitarlo, desde el primer día de vacaciones, siempre ha pesado como una losa saber que en menos de lo que quisiera llegará el último. Ansioso depresivo que es uno, supongo.

Así que tiendo a envolverme en melodías pop que tienen en su poder el bálsamo de la supuesta frescura de una puesta de sol. Y estas semanas, me ha dado por recuperar a los deliciosos Papas Fritas. Una mención en una lectura, una cita en una entrevista, y unas ganas irrenunciables a pasearme con ellos. Cierto que en ocasiones me causaron sentimientos encontrados, pero es más el buen recuerdo que mantengo. Y en cada disco han sido capaces de incluir alguna melodía (muchas melodías!) de esas que uno considera emocionalmente incuestionables. Da igual que ciertas hordas modernas los tengan ahora en un pedestal. Pedestal menor, pero ganado a pulso.

Papas Fritas, de Boston, uno de esos grupos deliciosos que pasó sin hacer mucho ruido. Y con un nombre que, curiosamente, al pronunciarlo en nuestro castellano, perdía su razón de ser. Haz la prueba de pronunciarlo a la manera que lo haría un norteamericao.  Y ahora pronuncia Pop has freed us (el pop nos ha liberado). 

Con este juego fonético, Tony Goddess, Shivika Asthana y Keith Gendel querían agradecer al pop la posibilidad que les brindó de poder pasear sus composiciones por todo su país y parte del extranjero. Los dos primeros, amigos desde la escuela, se unieron al tercero ya en la universidad para publicar un simple ep de cuatro canciones que poder pinchar en las fiestas de las fraternidades. Salvo que llamó la atención de un pequeño sello independiente, y una vez editado, otro sello, sólo un poquito menos pequeño, también mostró interés. Así, de la mano de Sunday Driver Records y de Minty Fresh, tres estudiantes que tenían clavada la espina del mejor pop de los 60 y las melodías que otros durante los 70 llevaron a ciertos públicos adultos, se encontraron con contrato y giras por su país. Lo suyo siempre ha bebido de Beatles y Kinks, de Fleetwood Mac y Burt Bacharach, de la Motown y del pop francés, de melodía y emoción. Y de cercanía a propuestas por las que Belle & Sebastian o Eels han recibido una mucho mayor atención.

Tres discos oficiales, Papas Fritas (1995), Helioself (1997) y Buildings and Grounds (2000) es todo su bagaje. Al que habría que añadir el recopilatorio Pop has freed us (2003), maravillosa puerta de entrada que, además de canciones de los tres ya nombrados y de su primer ep, incluía nueve piezas no editadas anteriormente.

Se fueron igual que llegaron, sin ruido y con elegancia, hasta que en 2011 fueron anunciados en los carteles de varios festivales europeos, Primavera Sound incluido.

Y yo, aquí, este verano, en éstas ando.

Y dime, qué se supone que debo hacer ante estas joyas?

Suena la corriente: "What am I supposed to do? - Papas Fritas