Ya sabíamos que todo va sobre esto. Hacerte una tirada de kilómetros metidos en un coche, recorriendo media Europa, para recalar en garitos donde poder dar rienda suelta a tu pasión. En unos habrá 50 personas, en otros 100, pero al menos eres consciente de lo que entregas cada noche, porque es lo tuyo, lo que tienes y quieres compartir. Y nosotros sabemos que la mayoría de las veces, es lejos de los titulares del éxito masivo donde encuentras la esencia, la verdad. Llámalo como quieras, pero son unos instrumentos y unas canciones llenas de intensidad. (...)
Ésa, intensidad, es una palabra que va unida a cualquier intento de desmenuzar la carrera de Pete Ross & The Sapphire. Él, Pete Ross, australiano con dos discos anteriores y que el año pasado publicó, ya bajo el nombre de Pete Ross & The Sapphire, el espléndido Rollin’ on down the lane. Ella, Susy Sapphire, neozelandesa que comenzó a colaborar con Ross a raíz del anterior Midnight Show (2011). Ambos, residentes en Milán, ocupándose de la composición, voces, guitarras y bajos, se rodean de músicos italianos para parir unas canciones que arañan entre la oscuridad y la electricidad. Una voz y una progresión en cada una de ellas que lo emparentan directamente con su compatriota Nick Cave, sin olvidar el espíritu de Johnny Cash o, como ellos mismos reconocen, los caminos que pudieran unir (hipotéticamente) a Lee Hazlewood con Radio Birdman o los Beasts of Bourbon. La estupenda versión del Jesus gonna be here de Tom Waits, incluida en Rollin’ on down the lane, puede ayudar a completar el camino que andan recorriendo.
Hasta aquí la teoría. Porque no había dudas de que la práctica del directo (acompañados por la batería de Alessio Russo) llevaría esas mismas canciones a terrenos de pura intensidad eléctrica, sin obviar el dramatismo intrínseco en ellas, tanto musical como lírico (qué cerca se sienten las Murder Ballads). Y aquí es donde engrandecen ese Pleased to meet you que abre el disco, con el delicioso contraste de la grave voz de Ross y el contrapunto dulce de Sapphire, esa versión arrastrada, casi irreconocible, deliciosa en su oscuridad, del Rake de Townes Van Zandt, el ambiente desértico de Corinne que explota en un arrebatador estribillo de puro rock americano, el crescendo hasta la explosión final de Late last night o el agreste rock con pura raíz blues de To the wind. Y es a partir de la presentación de la nueva Oh Jonah, tan cercana al Lanegan más eléctrico, cuando la progresión del concierto alcanza cotas de energía casi hiriente, enlazándola con Nobody knows, la maravillosa nana brutal que es Mockingbird (de un recién editado 7”), para terminar poniendo el punto final y la declaración de principios de la bomba Devil inside.
Y saben acariciar su lado más sensible en esa joya de barra de bar, humo y alcohol mecido por el piano que es The Great Mistake, en directo sin teclas pero con la misma suavidad que araña.
Seguirán los kilómetros. Es de lo que se trata.
*Esta noche, 8 de noviembre, estarán de nuevo en el Umore Ona de Bilbao y mañana día 9 en el HellDorado de Vitoria. Yo que tú les acompañaría.
*Compra sus discos a través de su webSuena la corriente: "Devil inside" - Pete Ross & The Sapphire
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