Anna Calvi One Breath (Domino, 2013) El primer corte es el más profundo

*Autor: Jaime G. López "Desperdicios"

En 2011 irrumpía con gran revuelo en la escena británica la joven Anna Calvi. A diferencia del habitual asalto a la banca made in Britain, no fue la prensa chauvinista de aquel país la que levantó la liebre, sino ciertos tótems de la industria los que la señalaron en primer lugar como el gran descubrimiento del momento. (...)

Por un lado, el músico de culto Nick Cave tras tenerla como telonera de sus Grinderman en algunos conciertos de 2010. Y por otro, el sancta sanctorum de la producción de estrellas británicas y ex Roxy Music, Brian Eno, la celebraba como la mayor revelación desde la irrupción de Patti Smith y la emparentaba con Polly Jean Harvey. Ahí es nada para una debutante. Ya saben, esa tendencia grandilocuente de los británicos para celebrar the best new thing.

Finalmente sería Rob Ellis (colaborador de PJ) el que produciría el disco debut homónimo de Anna Calvi y donde colaboraba el propio Eno como instrumentista invitado. En este trabajo destacaba la labor del trío de multi-instrumentistas que la guitarrista y cantante formaba junto a Mally Harpaz (pianos, harmoniums, vibráfonos…) y Daniel Maielen Wood (batería y percusiones), sus colaboradores desde la etapa previa a la grabación de este trabajo.

Asombraba también las dotes guitarrísticas de Calvi, amante de los sonidos con eco y fuerte reverberación que emparentaba de alguna manera su sonido con el de los instrumentistas de los años 50, aunque su aproximación era mucho más orquestal y grandilocuente ayudada por su potente voz tenor con reminiscencias a Roy Orbison. Todo ello dotaba a sus temas de grandiosidad y profundidad, entre los que destacaban los originales Rider to the sea, Blackout, Suzanne and I y Desire.

Una extensa gira siguió a este debut que le llevó por toda Europa incluyendo una espectacular aparición en la cadena francesa ARTE con un arrebatador y muy visual directo del reducido combo, disponible aún en la red a través de youtube, y en el que destacaba la versión del tema Jezabel de 1951, que popularizaran en su momento desde Edith Piaf a Gene Vincent.

Ahora con One Breath, llega el difícil segundo trabajo con el que confirmar los halagos y comparaciones desmedidas de su descubrimiento o fracasar en el intento. De momento, nos parece que este segundo trabajo no ha causado tanto revuelo como su ópera prima. Aunque sí es cierto que Anna acudió en octubre al prestigioso programa de música en directo de Jools Holland en la BBC británica para presentarlo y a partir de febrero comenzará su tour por las islas, al que le seguirá el salto al continente en una gira que continuará durante todo el mes de marzo. Tranquilos, no pasará por aquí, ciertos platos exquisitos no están hechos para nuestro paladar.

En este nuevo trabajo, la Calvi ha optado por reafirmar sus elementos diferenciales y originales aunque dándole una vuelta de tuerca de la que no estamos del todo convencidos. Aunque no parece buscar ser el nuevo hype, igual se ha visto obligada a ofrecer un envoltorio ligeramente modificado para contentar a medios y público amante de estas transformaciones. Y nos preguntamos, ¿si eres original en tu mezcla de condimentos preexistente, qué necesidad hay de cambiar lo que es efectivo y funciona, más allá de donde te lleven nuevas canciones? En fin, creo que este tipo de planteamientos en el Reino Unido no son muy bien recibidos, amantes como son de la transformación y renovación continua del artista desde que Bowie señalara el camino.

El primer gran cambio es que para la grabación de esta reválida la nómina de músicos se ha ampliado notablemente, con una completa orquesta para dar rienda suelta a los arreglos más arriesgados de Calvi, amante de compositores clásicos.

En temas como Suddenly o Eliza  profundiza en sus canciones de corte atmosférico, con capas de coros como si se tratara de una suerte de muro de Phil Spector sobre potentes baterías y percusiones en primer plano que, junto a su enérgica guitarra, cabalgan en sucesivos crescendo. Son estos temas los más emparentados con su primer disco y estilo más característico.

En Sing to me recrea cinematográfica una suerte de ambiente de film Lynchiano, acompañada su profunda voz de envolventes arreglos orquestales.

En el tema titular del disco es cuando se da cuenta uno que los arreglos lastran un poco este trabajo frente a su predecesor, perdiendo el empuje de aquél contra cierto preciosismo y exceso de barroquismo en éste, vía arreglos de cuerda.

En temas como Piece by piece, Cry, pero sobre todo Love of my life, Calvi saca a relucir su espíritu mas indie en temas por los que la emparentan con su compatriota PJ y que en los tempos más pausados a nosotros nos recuerdan al malogrado Buckley.

Cierra con The Bridge, canción coral que podría formar parte de cualquier score cinematográfico. No nos extrañaría que fuera llamada para estas labores, ya que su música posee gran poder evocador y aires ciertamente cinematográficos.

En conclusión, aunque Calvi se basa en las mismas armas en las que se apoyó en su debut y que tanto nos llamaron la atención, en esta reválida no nos ha convencido tanto. Y aunque en un principio lo achacamos a los excesos en los arreglos orquestales, quizás las canciones también se resientan de estructuras y arreglos más complicados que en su ópera prima, donde sonaba más directa y efectiva sobre todo gracias a su guitarra telecaster, que sonaba profunda, a veces con sonidos surf , otras con ciertos aires flamencos, pero siempre penetrante. En este nuevo trabajo la guitarra ha sido apartada a favor de intrincados arreglos. Esperemos que en próximos trabajos vuelva, nosotros no perderemos la pista de esta rara avis en el panorama musical actual. Ah, y si no conoces su debut te recomendamos que pases por él antes de este One Breath.

Suena la corriente: "Eliza" - Anna Calvi