Blank Realm Grassed Inn (Fire Records / Bedroom Suck, 2014) Emanaciones lisérgicas

Salvando las evidentes distancias y remarcando los indudables puntos en común, bien podríamos comenzar a hablar de este Grassed Inn, una vez que caemos en el manto flotante de su primer corte, Back to the flood, como lo hacíamos del primer corte, Back to land, del reciente último disco de Wooden Shjips. (...)

Porque Back to the flood propone un mantra de estructura similar a aquél, un riff de guitarra repetido hasta la extenuación, flotantes ambientes de órgano y sintetizadores y la repetición casi extenuante de la estructura verso/estribillo/verso… La principal diferencia es que donde Wooden Shjips echan mano de un garage de clara ascendencia rock, Blank Realm lo hacen con el pop, cabalgando ambos a lomos de una psicodelia impactante, repetitiva, minimalista en cuanto a estructura, capaz de crear una ensoñación lisérgica en el oyente.

Y es esa repetición de sonidos, con la misma cadencia a lo largo de los no menos de cinco minutos de cada uno de los ocho cortes que componen Grassed Inn, unida a unos juegos melódicos que tienen en el pop toda su sustancia, la que convierte cada momento en una exploración hipnótica. 

Blank Realm, cuarteto de Brisbane, formado por tres hermanos, Sarah, Daniel y Luke Spencer, acompañados por el amigo/casi hermano Luke Walsh, llevan desde 2007 recorriendo los callejones más oscuros del underground australiano. No solo de escenario en escenario, sino inundando el mercado de cd’s autograbados con toda clase de actuaciones en vivo o en el directo de su propio local de ensayo. Hasta que en 2010 comenzaron la publicación oficial de una discografía en la que Grassed Inn es su cuarta referencia, y en la que avanzan en su propuesta por caminos cada día más accesibles, entendida esta accesibilidad en sus justos términos. No reniegan aún de los mantras sónicos que tomaban directamente de Sonic Youth pasados por la trituradora cadenciosa de Can, Amon Düül y todo el kraut rock. Pero los colores pop han ido abriendo la espesura de intensidad para acercarse a terrenos que exploran entes como Yo La Tengo o Spiritualized. Sin olvidar nunca, nunca, esos ritmos repetitivos marca de tantas casas y siempre con varios ojos en la Velvet Underground.

Y ese aire pop explota en toda su grandeza en cuanto comienza Falling down the stairs, donde a ritmo de guitarras acústicas y órgano, consiguen una melodía absolutamente subyugante, seis minutos de gloria pop entre disonancias musicales y vocales, jugando con la desafinación, o la afinación a su manera, repitiendo machaconamente el título de la canción (como hacen en casi todos los cortes). Y alcanzando ese grado de tensión que te obliga a escuchar de un tirón todo un disco que crece a cada giro. Es esa génesis pop la que cabalga igualmente por entre Even the score, con su adictivo ritmo electrónico, o el corte que cierra el disco, Reach you on the phone, canción por la que hubieran matado The Church.

Con la voz penetrante y aguda de Daniel como predominante en esta ocasión sobre la de Sarah, una voz que recuerda en más de una ocasión a los momentos más lisérgicos de Green on Red, pero capaces de escupir himnos subconscientes como Bulldozer Love o jugar entre el noise-pop de Baby closes the door. 

De alguna manera, uno emparenta su raíz garage con muchos de aquellos grupos de la escudería Flying Nun que pervirtieron parte del mejor rock de las antípodas.

Eso sí, siempre que tu mente logre abstraerse de la nube flotante en la que cabalga en cuanto gira el disco. Un disco de crecimiento tan caóticamente matemático como cada una de sus canciones.

Suena la corriente: "Falling down the stairs" - Blank Realm