Last Fair Deal / Highlights Kafe Antzokia, Bilbao (05/01/2014) Once (North Side River Records, 2013-2014) Derribando anomalías

De anomalía podría definirse el ver una sala casi llena para la presentación del segundo disco de un grupo local cuya música se asienta en las raíces clásicas de un rock que bebe en el blues, en los sonidos sureños, en los toques hard, en la emoción de guitarras y melodías. Una anomalía que deja de serlo precisamente por estas últimas razones. Y porque Last Fair Deal son, sin duda, una de las apuestas más compactas del momento. Y este su segundo disco, Once, vale su peso en elegancia y potencia. (...)

La conjunción que hoy en día observan, tanto en directo como en los surcos, Gonzalo Portugal, Virginia Fernández e Iker Arbizu supone una espléndida bocanada de aire fresco, un power-trío como los de antes pero con la urgencia de la necesidad actual. Ya lo demostraron en su debut de hace un par de años, y lo confirmaron en su racial homenaje a Rory Gallagher dentro del ciclo Izar & Star. Así que sólo cabía esperar que mantuvieran la senda en Once. Pero posiblemente no contemplábamos la posibilidad de que sonara a clásico desde su primera escucha. Grabado en los estudios Sweet Saul Music, dirigido por Saúl Santolaria, que en directo estuvo tras la mesa técnica, Once suena a antes y a ahora, a rock’n’roll de toda la vida, del que hace de esta música algo más que un simple pasatiempo.

Abrieron la sesión unos Highlights, a los que hace unos meses se unió Miguel Positiva, con un hard rock de corte ortodoxo y contundencia sónica, en el que no somos muy duchos, pero con puntos álgidos como Blixie Toms y un excelente final con el Shoot Shoot de UFO, que no deja de ser tralla setentera con la que nos identificamos más.

Y Last Fair Deal comenzaron de la misma manera que lo hacen en el disco, con el instrumental que da nombre al mismo y que deja las cosas en su sitio desde el primer momento. Repasaron éste casi en su totalidad y con Filthy hicieron alguna incursión en su anterior trabajo. Pasearon por el duro sur de New order, la magia de Taking the long way, con un pie en los Allman y otro en el Exile on Main St., la densidad de Miles enfrentada cara a cara con la belleza de Yesterday, un tiempo lento que en directo adquiría aristas cercanas a la Creedence y que amplifica su magnetismo crepuscular, una de las canciones más soberbias de todo el disco. Way down the street tiene la chulería callejera de los mejores Stones, su lectura al ritmo de boogie trotón de Sleeping on the sidewalk enlaza con un Bye Bye Blackbird que lo tiene todo en su ritmo arrastrado, de los que se pegan, de los que sudan los calores del sur, con un solo de guitarra que es pura elegancia, para poner punto y seguido con Down Below, demostrando que el boogie es la raíz lúdica del mejor blues.

Y dejaron para el final Nobody, primer single extraído del disco, hard-blues de alta escuela, acompañado de dos pelotazos, una inigualable revisión del Trampled under foot de Led Zeppelin, esa especie de funk-rock que en sus manos engrandecía el ritmo festivo, y el Cradle Rock que no olvida a Rory Gallagher.

Fue un show directo, corto (una hora), potente y visceral. Un espléndido auto-homenaje a su igualmente espléndido disco.

Razones que echan por tierra aquello de la anomalía.

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Suena la corriente: "Way down the street" - Last Fair Deal