Siendo sinceros, uno disfruta una enormidad viendo cómo ciertos especímenes de la modernidad andan de un tiempo a esta parte prestos a clavar cuanta daga encuentren a mano en la espalda de Ben Bridwell y sus chicos. Y este Acoustic at The Ryman les ha puesto en bandeja la ruptura definitiva. Bienvenida sea cuando uno disfruta tanto de estos Band of Horses. (...)
Así que no podemos reprimir nuestra carcajada cuando leemos el hilarante comentario aparecido en ese oráculo digital de lo moderno y lo in que todos tenéis en mente: actualmente, Band of Horses suenan más a America que a americana. Hilarante porque lo dicen con ánimo de pulla maléfica, acompañado con la palabra ridículo para definir este disco en más de una ocasión. Bien, ya apuntamos en su momento que canciones como Dumpster world tenían más de un punto en común con los del A horse with no name, a pesar de que éstos no tengan toda su carrera al mismo nivel que esa canción. Y que ese desapego moderno con Band of Horses desde el Infinite arms (2010) era paralelo a nuestro cada vez más cercano encuentro.
Así que mientras otros echan pestes de Acoustic at The Ryman, nosotros nos regodeamos considerándolo espléndido. En la cuna de Nashville que una vez acogió al Grand Ole Opry, Band of Horses decidieron desenchufar sus canciones, desnudarlas, abandonar esa cierta épica que en más de una ocasión sobra por exceso en sus discos enchufados, y demostrar lo que estaba claro. Que tienen canciones de una sobriedad, de una contundencia melódica, de una calidad realmente sobresaliente. Y que además, han sabido tratarlas con todo el mimo que merecen.
La voz de Bridwell suena mucho más que nunca a la de Jim James (eso no lo podrá evitar, aunque podría discutirse quién suena a quién), pero la escueta instrumentación con la que la arropan es más que deliciosa. Sobre todo cuando, sorprendentemente, es el piano de Ryan Monroe el que toma la delantera a las guitarras acústicas, consiguiendo cotas de alto valor emocional. Desde la deliciosa apertura con Marry Song, a la melodía que lleva el peso de Factory, la belleza alcanzada en Neighbor o The funeral, hasta llegar a esa cima conseguida en Detlef Schrempf.
Con un ambiente entre el folk y el pop, sin olvidar sus pellizcos country (principalmente en Older), recrean, sí, esencias antes visitadas por America, por CSN&Y o incluso por unos Bread a los que en más de una vez remiten de manera clara, pero ponen sin máscaras en primer plano el valor de unas canciones (extraídas de sus cuatro discos oficiales) recibidas por el público con la solemnidad que merecen. Ese absoluto silencio en la parte a capella en Neighbor se puede hasta masticar, por más que la gente no pueda contenerse.
Sí, andaremos por caminos separados, pero seremos de los que compartamos con tantos otros el dulce sabor de este acústico. Cuya mayor pega es la corta duración. Con eso está dicho mucho.
Suena la corriente: "Detlef Schrempf" - Band of Horses
Suena la corriente: "Detlef Schrempf" - Band of Horses
Ole y amén hermano! A mi Band of Horses me encantan y este disco es demasiado corto.
ResponderEliminarEs que cuanto más lo escucho, más convencido estoy de que éste, sí, éste merecía ser doble
EliminarPues si tu lo dices mo lo pincho, la verdad es que yo tengo un pequeño resquemor con ellos por una decepción que me lleve en el ARF con su directo pero siempre me gustaron, si los recupero genial.
ResponderEliminarAbrazo