El juego de espejos al que cada uno se enfrenta cada mañana, cada noche, cada vez que llevamos a cuestas nuestra propia piel o cada vez que tratamos de mirar directamente a los ojos de alguien. Ya estaba escrito: Seré tu espejo, reflejaré lo que eres en caso de que no lo sepas. Son dos minutos y pico de un I’ll be your mirror que no hacen más que ponerte frente a frente con la verdad, ésa que te dice lo que eres y lo que quieres ser. (...)
Una verdad a la que cada artista interpela cuando interpreta sus propias canciones. Y una verdad que responde cuando el creador decide dar nueva vida a las de otro. Y todo este juego de espejos alcanza mayor nitidez si el homenajeado es la Velvet Underground.
Una verdad a la que cada artista interpela cuando interpreta sus propias canciones. Y una verdad que responde cuando el creador decide dar nueva vida a las de otro. Y todo este juego de espejos alcanza mayor nitidez si el homenajeado es la Velvet Underground.
Tal vez porque sean un grupo fundacional para muchos de los que andamos enfermos. Tal vez porque tienen canciones que resisten el paso del tiempo como pocas, que en su propio juego entre la aridez y la dulzura enlazan con nuestras dicotomías. El inglés Neil Halstead se encaraba con un clásico como The Velvet Underground & Nico como parte del ciclo We used to party. Sabíamos que esas once canciones lo resisten todo, pero también que pueden llevarte a ver de cara tus propios demonios. Tienes la opción de mimarlas tal como son, pero entonces te derrotarán. O puedes darles una y mil vueltas, aún a riesgo de que se te descontrolen. Y Halstead tuvo el inmenso mérito de acometerlas manteniendo su más íntimo ser pero cabalgándolas a su manera.
Repasó las once, en el estricto orden en que fueron editadas, pero ya, cuando el apenas bocadito minúsculo (pero enorme) de Sunday morning casi dobló su duración real, eras consciente de que aquello no pretendía ser una simple copia. Ese terreno americano al que fue llevada, ese desarrollo instrumental alargado cuando parecía que la canción moría, acompañado de una banda completa, teclados con efectos, bajo, batería, guitarra de apoyo con espíritu ruidista, y las propias seis cuerdas de Halstead, esos casi imperceptibles cambios en algún tono melódico, se llevaron la mañana del domingo a su propio rincón. Eso era lo que el espejo reflejaba y lo que Halstead transmitía. I’m waiting for the man, interrumpida al principio para retomarla entre atmósferas que iban de Luna a Television sin salir de la Velvet, de hijos a padre; su propia voz en Femme Fatale, sin caer en la tentación de escucharla en la de la teclista, y la lisergia de Venus in Furs, arrastrada, eléctrica, casi desértica; una intro espesa para trotar a lomos de Run Run Run antes de la cadencia espectral de All tomorrow’s parties, psicodelia en los puros huesos; el comienzo tranquilo, pero ya enseñando las uñas que terminarán arañando en el clímax final de Heroin, para volver a acojonarte, una vez más, cuando escuchas aquello de when I put a spike into my vein; un There she goes again, tal vez el momento más flojo, más deslavazado, acaso por ser la revisión más académica (ya hemos dicho, te derrota sin paliativos), pero inmediatamente retomando el juego de espejos de I’ll be your mirror; y encarar las dos codas finales, la psicodélica de Black Angle’s death song y la puramente eléctrica de European son.
Sí, no hubo mimetismos. Fue la revisión lisérgica, eléctrica, dulce y ruidista, de un disco que es todo eso. Pero enfrentado al alma de un músico que retomó por un momento la esencia que ya desarrolló en Mojave 3, más que en Slowdive, y que por ello mismo, consiguió algo tan difícil como hacer suyo todo el disco.
Y de despedida, él sólo frente a su eléctrica, no sin antes haber deseado no habernos defraudado, regalarnos tres dulces joyas de su reciente andadura en solitario, con un espléndido Tied to you y, sobre todo, un final con Fool moon rising que adquiría todo su esplendor habiendo sido precedido por lo que fue.
Suena la corriente: "Fool moon rising" - Neil Halstead
Esas refrerencias y ese tema para seguir la corriente me inducen a seguir el flujo e investigar.
ResponderEliminarInvestiga, investiga, Johnny, saldrás beneficiado!
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