A raíz de la reseña de su anterior trabajo, White Buffalo, que hicimos hace casi un año justo, comentábamos que Jimbo Mathus nos proponía un viaje al interior de la música americana y que éste nos llevaba hasta dentro de nosotros mismos. Esa brisa de la mañana con nuestras caras asomando por la ventanilla de la camioneta despejaba los vapores acumulados durante una noche de vértigo. (...)
Repetimos esas palabras porque las sensaciones que deja este Dark night of the soul son las mismas. Pareciera que Mathus, tras una carrera en la que ha tocado todos los palos de la música que marca la esencia de todo un país y toda una historia, busca el tríptico que establezca las bases de lo que él mismo es. Y volvemos a encontrarnos con lugares mil veces conocidos pero que nos presentan las otras aristas, las que dejamos escapar en anteriores visitas. Si siempre lo ha hecho de una u otra manera, desde Confederate Buddha (2011) parece empeñado en ofrecer una visión total de los ritmos que han forjado una música, y en esta tesitura se acerca a los frescos tamizados por personajes como Ry Cooder en sus trabajos de la última década.
Acompañado de nuevo de su Tri-State Coalition, y también con la ayuda recurrente de Eric Roscoe Ambel, otro que tal baila, ofrece, en doce canciones grabadas en los estudios que posee en Mississippi el jefazo de Fat Possum, Bruce Watson, su visión llena de crudeza musical, con voces y guitarras de sabor nocturno y la impureza de las primeras demos, a las que no se aplican refuerzos ni limpiezas que abrillanten el sentimiento. Así, la cascada voz que engatusa el piano de Dark night of the soul para abrir el disco suena a legañas y resacas tras una noche rota. Empezar de esa manera tan envidiablemente arrastrada solo puede anticipar sabores intensos. Los que encuentras en el más puro southern rock de White Angel, el rock’n’roll setenteramente chulesco y sucio de Rock & Roll Trash, el alma de Van The Man granulada como el polvo en Shine like a diamond, ese trasunto melódico del Dead Flowers que uno aspira durante los tres minutos de Writing Spider llenado el disco de la mancha de unos dedos grasientos, el puro, purísimo espíritu de The Band en Tallahatchie o Hawkeye Jordan, el Young hiriente de Burn the ships, el funk-rock sudoroso de Fire in the Canebrake, retomando al ingeniero de ferrocarriles americano Casey Jones en Casey caught the Cannonball y enlazando con la tradición que ya cantaran desde Grateful Dead a Johnny Cash y despidiéndose con las búsquedas oscuras de Medicine y Butcher Bird.
Mientras Jimbo Mathus siga emprendiendo esta serie de viajes al corazón del rock, haremos lo imposible por acomodarnos como copilotos.
Nuestro hígado protestará, pero el corazón reirá socarrón.
Suena la corriente: "Rock & Roll Trash" - Jimbo Mathus & The Tri-State Coalition
Suena la corriente: "Rock & Roll Trash" - Jimbo Mathus & The Tri-State Coalition
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