Es evidente que el concepto de supergrupo es tan personal e
intransferible como la propia persona que pronuncia la palabra de marras. Lo
que para unos es la unión de grandes talentos en busca de la excelencia, para otros
es un simple listado de nombres desconocidos. Y luego siempre estarán presentes
los cósmicos gatillazos que uno puede encontrarse cuando sólo se busca engordar
talonario en base a apellidos. (...)
No son éstas acepciones que podamos atribuir a los
asturianos Peralta. Y sin duda, sí son un supergrupo. Sí, por la trayectoria de
sus componentes. Pero por encima de todo, sí por lo que hasta ahora nos han
entregado. Un delicioso ep el año pasado por el que sorbimos los vientos en Río
Rojo y una joya de ahora mismo, su primer larga duración Time, Purpose &
Gold, publicado por la gente de Folc Records. Tres palabras que definen a la
perfección el diamante que tenemos entre manos. Un disco que suena atemporal y
a la vez de pleno disfrute actual, con el propósito de alcanzar la melodía
perfecta y el destino de convertirse en puro oro en una discografía que tenga
el power-pop como valor fundacional. Ya comentamos cuando reseñamos su ep, que
si el power-pop es underground es que las orejas están muy malitas.
Porque si son un supergrupo ateniéndonos exclusivamente a su
obra, también los son por sus nombres. Al menos, para unos cuantos, por pocos
que seamos. Por ahí están Ángel Kaplan y Pibli, base rítmica habitual de
nuestros queridos Cynics (Get Hip distribuye el disco en USA) y que han pateado
escenarios con nombres como Dr. Explosion, Feedbacks, Bubblegum, a los que se
unen Marcos Montoto (Real McCoyson, Mockynbirds…) y Juancho López (Paul Collins
Beat, The Crepitos, Bummer…). Credenciales ya saboreadas que nada serían si no
estuvieran estas doce canciones para avalarlas, pero que ya apuntaban la
dirección a tomar.
Y son estas doce canciones las que extraen la mejor esencia
de la música americana, la que chupa de la raíz, de la música cósmica, del nervio
del pop, del sol de California, de la búsqueda de la melodía perfecta y el estribillo
eterno, la que basa su ser en el sonido orgánico de guitarras y voces
acompasadas y la energía vital que transmite todo esto. Doce canciones
perfectas que ayudan a encarar esta mierda de vida como si de verdad esto fuera
el paraíso. Y las referencias se agolpan en la cabeza, está Gram Parsons y está
Alex Chilton, y están los Nerves, y Raspberries, y NRBQ, y los Lovin’ Spoonful o los Jefferson Airplane primitivos, y subrevuelan todo el trabajo los Byrds, Big Star, The
Jayhawks, Teenage Fanclub, Posies y toda trilogía, tetralogía, pentalogía que
quiera usted poner. Y sin embargo, todo suena a Peralta, que es de lo que se
trata.
Cabe la posibilidad de destacar algún estribillo? Es
sumamente difícil, porque todo engancha casi a la primera. El piar de los
pájaros que anticipan la belleza de The sound that I hear a ritmo de
country-pop, la urgencia nerviosa de Don’t turn off the light, la psicodelia
que embellece Disaster o ese Lock you in my dreams, capaz de explotar en un
estribillo de otra época, ese You’re going too far que sería intercambiable con
cualquier canción de nuestros Fakeband, los ritmos a lo Burrito de Behind the
fence o el campo sin horizontes de Tomorrow is another day… Joder, estamos
hablando de POP con mayúsculas.
Alguno dirá que es un ejercicio de estilo. Nosotros diremos
que sí, que estilo sobra.
Y que uno llega al susto gozoso cuando es consciente de que
está realmente enganchado.
Nuestra enfermedad.
*Compra el disco a través de Folc Records o en tu dealer habitual
Suena la corriente: "The sound that I hear" - Peralta
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