Páginas

miércoles, 23 de abril de 2014

Sex Museum / Last Fair Deal
Kafe Antzokia, Bilbao (19/04/2014)
Big City Lies (Tritone / Sony, 2014)
Y sábado de pasión... sónica


Alguna vez ya hemos comentado en estas páginas que la supervivencia, aún siendo un valor estimable, no debe ser por sí misma motivo exclusivo para valorar positivamente una propuesta. Todos hemos visto, escuchado, vivido y sufrido a grupos de larga trayectoria que terminan estirando por esos escenarios la poca dignidad que pudiera quedarles. El primer punto, supervivencia, es claramente aplicable a Sex Museum. Respecto al segundo, son el claro ejemplo de que ésta pasa a un segundo plano cuando esta tribu coge sus armas. (...)


Porque los treinta años que llevan en la carretera, más bien en los márgenes de ésta, han alumbrado a una de las formaciones más solventes, excitantes, rotundas, contundentes, coherentes del panorama musical. Y trataremos de no poner coto geográfico a ese panorama, porque su reino no tiene fronteras. Sí, nacieron en Malasaña, pero desde el principio demostraron que sus miras no eran estrechas, que a lomos del fuzz desbocado del que siempre han hecho santo y seña, lo único que ansiaban era un escenario, estuviera donde estuviera éste. Y así hasta ahora, donde verles en directo es una de la cartas marcadas más seguras que pueda guardar un promotor. Tal vez no tanto en audiencia, que ya sabemos que el underground grasiento hace huir a muchas orejas, pero seguro en cuanto a solvencia, como demostraron el año pasado en el Azkena Rock Festival y ratificaron un sábado santo cualquiera en el Kafe Antzokia. Más que esa anunciada vuelta a sus orígenes garageros y fuzz, en el fondo su actual estado une todos los palos por los que han navegado hasta ahora, del garage al hard-rock, del punk al rock’n’roll más anfetamínico, de la psicodelia a los sonidos negros, en un mejunje sonoro difícilmente superable. Cuesta afirmar que su liga es otra cuando no alcanzarán los triunfos masivos. Pero es que lo es, como todo amante del rock con sustancia, grasa, pasión y riesgo puede corroborar. 

Al menos su nuevo trabajo, Big City Lies, ha recibido una mayor y mejor acogida en lugares escritos no tan cercanos a su propuesta. Es lícito que la irrefrenable actividad musical de sus 3/5, Fernando Pardo, Javi Vacas y Loza, a lomos de Los Coronas y Corizonas, atraiga miradas hasta ahora ajenas. Incluso el único instrumental del disco, Huesos de santo, tiene las reminiscencias fronterizas de los de la diadema monárquica, y La Californiana puede tener igualmente flecos comunes. Pero el otro 3/5 fundacional, con Fernando Pardo como intersección, su mujer Marta Ruíz a los teclados y su hermano Miguel a las voces sustenta de manera monolítica el legado de una banda de la que difícilmente podemos señalar un tropezón en su carrera. Big City Lies no es una excepción.  Tiene los toques de psicodelia hard que podemos esperar (Lost in blue), las canciones bandera más accesibles dentro de sus parámetros (el single Circles in the salt o la cantada en castellano Judee Sill), disparos de naturaleza oscura (Holy shit), ráfagas de rock’n’roll pura anfetamina y urgencia (Motherboard, Emmotional Tiranny o Golden Money), garage de toda la vida (Ruler of your life) y punk del chulesco, canalla y bizarro, como la magnífica Odio, también cantada en castellano.

Y con esta espléndida colección de canciones se presentaban en directo de nuevo en Bilbao. Abriendo el set, los locales Last Fair Deal, ampliamente reverenciados desde estas aguas en numerosas ocasiones, dieron tal vez el mejor bolo que les hayamos visto, por contundencia, sonido, compenetración (fantástica esa formación de trío en línea) y sus ya conocidas capacidades instrumentales. Sean sus canciones, sus tributos a The Who, sus influencias bien asumidas, todo apunta al soberbio estado de forma de los chicos, que ahora sí, han acabado por creerse que son algo más que una realidad. Y, queriendo creer que en ello algo tenían que ver Sex Museum y su concepto del rock en directo, dieron un show cercano a la hora, mucho más allá del tiempo de cortesía otorgado habitualmente a los teloneros.

Y luego, con la plena explosión de fuzz y psicodelia de Lost in blue, Sex Museum certificaron a lo grande todo lo aquí apuntado. Su colección de canciones, del último disco en gran medida, pero con picoteos en ya clásicos, sean estos Two Sisters, I’m moving o el impepinable I enjoy the forbidden o su lectura del Have love will travel de los Sonics, o su mash-up a la grupa de Deep Purple y Beastie Boys en Smoke on the party, lo único que hacen es dar verificación a lo sentido. Con la contundencia escénica que hoy por hoy tiene la base rítmica de Javi Vacas y Loza y la abrasiva red tejida por la guitarra de Fernando Pardo, acaso verbalmente más contenido que en otras ocasiones (no tanto, eh, aunque tardó al menos ¿cinco canciones? en hacer gala de su divertida vocación dicharachera). Pero nobleza obliga, habrá que destacar la labor de Marta a las teclas y secuencias varias, dando el contrapunto necesario a la guitarra y llenando todas las canciones de un colchón de resultados hipnóticos. Y la presencia escénica de Miguel Pardo, cediendo el espacio de la interactuación con el público para centrarse en su labor vocal y en ser capaz de aglutinar todas las miradas a pesar de los varios focos de atracción.

Y es que aunque podamos pensar que su liga es otra, son de aquí y de ahora.
Por otros treinta años mínimo.

Suena la corriente: "Circles in the Salt" - Sex Museum



2 comentarios:

  1. Anónimo9:32 p. m.

    Que buena crítica, el concierto fue brutal por las dos partes, el rockanrol sigue vivo y bien vivo.
    Jon.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Se agradece, Jon. Y sí, que sigamos así de vivos!

      Eliminar