Tienen los discos obligatoriamente que producir daño? Hombre, primero habría que definir qué entendemos por daño. No hablamos de ese daño muy conocido que te lleva a decir que un disco apesta. De esos hay muchos y no merece la pena perder tiempo en ellos. Hablamos del daño que sientes cuando unas canciones son capaces de producir alguna rotura interior. Un rasgón para el que no tienes explicación y que resulta imposible de definir con palabras. (...)
Cuando se produce ese daño es cuando puedes celebrarlo, por buscado, deseado y conseguido. Y ni idea de dónde reside la clave. Influirá tu estado de ánimo personal, tus gustos, la situación del momento… Tratarás de otorgarle un sentido lógico y objetivo al hecho, pero siempre rondará la duda de conseguirlo. La música apela directamente a los sentimientos y emociones como para poder ser totalmente aprehendida en su vertiente racional.
Y ahí surge la frase este disco es bonito, bonito… Uy, uy, uy, cuántas veces nos agarramos a algo tan poco concreto. Pero los bonitos también tienen sus muchas vertientes personales. Recientemente, los últimos trabajos de The Autumn Defense o Benmont Tench me resultaron bonitos, y sí consiguieron ese rasguño que les hace alcanzar un estadio superior. También este Twelve Tales de A. J. Croce es un disco bonito. Pero no se me rompe nada, no siento la punzada, se me queda en sólo eso.
Por qué? Ni puta idea. Tiene todos los ingredientes para que fuera una obra perdurable. Por ejecución, por canciones, por sonido, por influencias, por esencia americana… La inicial Right on time es deliciosa, Always and Evermore o Momentary lapse of Judgement tienen la pulsión del rock’n’roll clásico americano, del de toda la vida, los pianos honky-tonk de Rollin’ on (escrita junto a Leon Russell) son juguetones, What is love es un precioso pop que hubiera lucido en cualquier disco de M. Ward, Tarnished and Shining tiene alma soul y guiños a aquellas baladas nacidas al calor del sonido Filadelfia (vamos, que me recuerda a Teddy Pendergrass), con sus cuerdas y ampulosidad orquestal, Call of love posee la llamada del jazz de garito nocturno… y así podría seguir.
Croce, más allá de su filiación (hijo del gran Jim Croce) tiene una carrera un tanto guadianesca en cuanto a interés, pero más que estimable. No sé, tal vez eso de haber grabado seis singles cada uno con productor diferente en seis ciudades distintas y seis estudios diferentes, haber publicado cada una de las doce canciones, caras A y caras B, una por mes, durante 2013, haberlas reunido en esta especie de compilación (sin serlo realmente), me disperse. O disperse el disco.
Y que conste que le he buscado las cosquillas al trabajo, porque no se sufre haciéndolo. Pero no ha sido recíproco.
Esa jodida manía de querer que toda la música te haga daño. Del bueno.
Suena la corriente: "Right on time" - A.J. Croce
Mi consejo si quieres que AJ CROCE te llegue es TRANSIT su mejor disco
ResponderEliminarEstoy de acuerdo en que ese es una buena entrada en su obra... Pero aún y así, siempre deja expectante, es como si no terminara de cerrar cada disco, o al menos, es la sensación que tengo con él.
EliminarMe encanta este disco pero es verdad que el de Tench y el de Paisley hacen mas daño, gran entrada.
ResponderEliminarAbrazo
Addi, el de Paisley ni lo he nombrado en el texto porque está en otro nivel muy superior, para mí es una de las joyas del año.
EliminarAbrazo.
Pues mira a mi me gusta y mucho y el de Tench no me hace daño y mira que adoro al jodido del Tench. Tengo una relación de amor con el hijo de Jim desde su primer disco, a pesar de que imita a las leyendas de la época de su viejo. Me llegó el vinilo ayer firmado por él y suena de putisima madre, hay canciones pero debo ser un mimosín. Un abrazo a mi Rio Rojo!
ResponderEliminarJoserra, eso es lo bueno... Tú cuidas al joven Croce, que yo abrazo al viejo Tench. Y todos tan contentos... Abrazo, man!
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