martes, 1 de julio de 2014

Lee Bains III & The Glory Fires
Dereconstructed (Sub Pop, 2014)
Sopapo del sur


Había una frase de la excelente canción Centreville incluida en su anterior y debutante disco, There is a bomb in Gilead, que resultaba bastante sintomática de la personalidad de Lee Bains III: We’re over-educated and we’re under-employed. We’re strictly and literally dressing dirty dirty. Un tipo con las cosas claras y la rebeldía, el hastío y las ganas de cambiar en el cuerpo. (...)


Y aquel disco de 2012 también tenía una característica especial. Había sido grabado en Mississippi y mezclado en Detroit, bajo la supervisión de Jim Diamond, bajista e ingeniero de The Dirtbombs, entre mucha otra gente. Dos sensibilidades tan diferentes pero unidas, el sur americano y una de las cunas de los sonidos infecciosos. Y al menos esa dicotomía es la que uno gustaba de enlazar con la idiosincrasia de un tipo que repite a todas horas, y lo plasma en sus letras, que él lo que quiere cambiar son esos lugares comunes que identifican a los pobladores de los territorios aparentemente más conservadores y retrógrados de su país.

Eso sí, si aquel There is a bomb in Gilead se mecía entre aires country, deliciosos medios tiempos y una no tan explícita, pero presente, energía punk, este Dereconstructed supone todo un sopapo de brutalidad sonora. Han subido a lo bestia los niveles de distorsión de las guitarras y uno se relame de gusto viendo cómo las biblias digitales de la modernidad se asustan y arremeten con saña contra el artefacto. Porque es eso, un sonoro artefacto, una bofetada en toda regla que aúna lo mejor de dos mundos que deberían, y tienen, más puntos en común de lo previsible. Sigue estando ahí la base del rock sureño, el que nace de las entrañas de este originario de Alabama, como atestigua la inicial The company man, pero acto seguido se suelta una Derecontructed que para sí hubieran querido Jason & The Scorchers. Y en ella se encierra la filosofía del ex Dexateens, con quienes estuvo desde 2008 hasta su parón dos años después, la intención de darle una vuelta a la construcción del mito norteamericano sacudiendo las sábanas para airear los malos olores. Burnpiles, Swimmin Holes y The Kudzu and the concrete continúan lo iniciado, en The weeds downtown soplan aires de rock americano, What’s good and gone tiene chulería casi hard, Mississippi Bottomland aspira lentejuela glam esparcida por el Delta, Dirt Track tiene hasta aires al Springsteen más duro, de hace varias décadas, y We dare defend our rights y especialmente Flags! son puro fuego de energía punk. Y por encima de todo, tapando casi hasta las voces, unas guitarras y una distorsión desbordada en un una lluvia dorada que resulta refrescante.

La banda ha cambiado en su cincuenta por ciento, acompañando ahora a Lee Bains y a la batería de Blake Williamson el propio hermano de éste, Adam, al bajo, y la nueva guitarra de Eric Wallace. Y sin saber discernir la importancia de ellos en el maremágnum, uno no puede dejar de hacer sufrir, gozosamente, a sus oídos con uno de los discos más impactantes y frescos de lo que llevamos de año.

Suena la corriente: "The Kudzu and The Concrete" - Lee Bains III & The Glory Fires



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