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miércoles, 13 de agosto de 2014

Natural Child
Dancin' with wolves (Burger Records, 2014)
No lo compliquemos más


El húmedo círculo que deja la jarra de cerveza sobra la mesa una vez entra en contacto con el aire cálido y abigarrado del ambiente da para muchas elucubraciones. Y quien diga lo contrario, seguramente tendrá cosas de mucha mayor enjundia que encarar una noche de agosto, pero sin duda se está perdiendo alguno de esos estúpidos placeres que hacen de esta estúpida estafa que llaman vida algo más llevadero. (...)


Pero veamos. Es sencillo. Calor, cerveza, algo de fumar si eres de esos, una buena compañía, bajezas (y grandezas) humanas. Y si empieza a sonar un funk-rock con aire chulesco, con sudor del acumulado durante décadas, a base de los tres instrumentos esenciales, bajo, batería y guitarra, a los que podemos añadir la aérea sonoridad de un órgano de los de siempre y el titilar de una slide, si empieza a sonar un Out in the country mientras una gota de sudor comienza a resbalar por la sien, mientras la birra empapa el gaznate, mientras sueñas con un beso y diez caricias nocturnas, sabes que estás en casa. Donde nadie te exige apariencias. Donde nadie fiscaliza imágenes ni actitudes. Donde todo es sincero.

Y joder, sinceridad a base de bebida, fumada y chicas, esa sinceridad del básico por sencillo, del calor y la camiseta mojada alejados del distanciamiento del frío es lo que Natural Child llevan haciendo desde hace varios discos. Que no, joder, que esto no va de asimilar complejos teoremas vitales, sino de que corra el tiempo a ser posible de la manera más feliz y atolondrada posible.

Sí, rock’n’roll sin complicaciones. Que no me hablen de que han madurado respecto a aquel delicioso trasero de la portada de For the love of the game. Siguen careciendo de lo que hay que carecer y teniendo lo que hay que tener. Sin trampas. Música de calor y rubor, de guitarras con sabor a pub en Don’t the time pass quickly mientras la steel te lleva por el campo, de bajos que apuntalan Country Hippie Blues como si la Creedence se fuera de fumada al pantano de nuevo, de cabalgadas a lomos de guitarras y órganos trotones en busca de la psicodelia dulce de Firewater Liquor, del country-rock sin complicaciones y lleno de verdades de Saturday Night Blues, la armonía del pop de pradera de Rounder, la pura esencia de The Band en I’m gonna try, una serpiente de canción a la que lo único que le pides es que continúe apretando, la deliciosa relectura del Nashville’s a groovy little town de Tom T. Hall o las dos caras de la moneda licántropa, Bailando con lobos y Dancin’ with wolves.

Pocas compañías mejores puede encontrar uno para los calores del estío que la de Wez Traylor y su bajo, Zack Martin y su batería y Seth Murray y su guitarra, si además se hacen acompañar de las teclas de Benny Devine y Luke Schneider y su pedal steel. Pocas canciones mejores puede sudar que las contenidas en Dancin’ with wolves. Pocas esencias de rock’n’roll, de simple rock’n’roll, de básicos sonidos de raíz, como los de Natural Child puede uno encontrar entre tanto manierismo modernizante como el que nos rodea.

Coño, es que si esto no hay quien lo entienda, encima no lo compliquemos más.

Próximas fechas de Natural Child en directo:
+ 03/09 Barcelona - Rocksound / Fiesta Ruta 66
+ 04/09 Madrid - El Sol
+ 05/09 Donostia - Kutxa Kultur Festibala

Suena la corriente: "Saturday Night Blues" - Natural Child



1 comentario:

  1. Hice una entrada en mi blog hace tiempo, me gusta este grupo, sus discos anteriores como terceto eran mas grasientos y menos southern y aqui si creo yo que dan un paso al frente, muy buena banda, habrá que acercarse a Donostii.
    Un abrazo.

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