*Autor: Jaime G. López "Desperdicios"
Robert Gordon es un tipo con extremado pedigrí, aunque los focos dejaron de iluminarle para el gran público hace años. Su primera encarnación la hizo al frente del combo energético neoyorquino Tuff Darts, cuya pertenencia al movimiento quedó recogida en el doble y coral Live at CGBG's. Pronto su pasión por el antiguo y primigenio rock and roll le llevaría a intentarlo en solitario. (...)
Grabando en 1977 y 1978 (en el sello neoyorquino Private Stock) los tratados de rock and roll y rockabilly Robert Gordon with Link Wray y Fresh Fish Special. Con ellos, Gordon actualizaba y ponía al día el legado de los 50, ayudado por la galáctica banda que le secundaba, donde brillaba como un cometa el guitarrista de los 50 Link Wray. La casualidad quiso que ese mismo año (1977) Elvis decidiera abandonar el edificio, y los ejecutivos de su sello, RCA, debieron pensar a Rey muerto, Rey puesto, reeditarían ambos trabajos y editarían rápidamente un tercero, Rockabilly Boogie, ya sin la presencia de Wray, que sería sustituido por el británico Chris Spedding (Roxy Music, John Cale, Roy Harper y un largo etc.), a la postre su más largo colaborador. Y es que si en algo ha tenido olfato y suerte Gordon ha sido con los guitarristas. Además de los mencionados, el mago de la Telecaster Danny Gatton se haría cargo de las seis cuerdas en su quinto trabajo y más vendido Are You Gonna Be The One. Un año después co-protagonizaba junto a un joven William Dafoe la primera película de Kathryn Bigellow The Loveless, una actualización de los films de temática motera como Salvaje y Easy Rider, esta vez con estética rockista. Y de pronto desaparece de la escena, girando incansablemente, preferiblemente con Spedding, años de los que solo hay constancia mediante discos semi-piratas. Pero para entonces había dejado una buena legión de seguidores entre los que destacaban Bob Dylan y Bruce Springsteen, que le cedería su inmenso Fire, muy fan entendemos que tenía que ser para semejante regalo. Actualizando y poniendo al día además el viejo cancionero de los 50, recuperando para la posteridad nombres que quizás si no fuera por él se habrían perdido en el olvido como los de Jack Scott, Billy Lee Riley, Warren Smith, o Johnny Burnette. Cierto es que otros vendrían pronto reivindicando algunos de esos nombres, pero en el tiempo él fue el primero en recuperarlos.
Robert Gordon es un tipo con extremado pedigrí, aunque los focos dejaron de iluminarle para el gran público hace años. Su primera encarnación la hizo al frente del combo energético neoyorquino Tuff Darts, cuya pertenencia al movimiento quedó recogida en el doble y coral Live at CGBG's. Pronto su pasión por el antiguo y primigenio rock and roll le llevaría a intentarlo en solitario. (...)
Grabando en 1977 y 1978 (en el sello neoyorquino Private Stock) los tratados de rock and roll y rockabilly Robert Gordon with Link Wray y Fresh Fish Special. Con ellos, Gordon actualizaba y ponía al día el legado de los 50, ayudado por la galáctica banda que le secundaba, donde brillaba como un cometa el guitarrista de los 50 Link Wray. La casualidad quiso que ese mismo año (1977) Elvis decidiera abandonar el edificio, y los ejecutivos de su sello, RCA, debieron pensar a Rey muerto, Rey puesto, reeditarían ambos trabajos y editarían rápidamente un tercero, Rockabilly Boogie, ya sin la presencia de Wray, que sería sustituido por el británico Chris Spedding (Roxy Music, John Cale, Roy Harper y un largo etc.), a la postre su más largo colaborador. Y es que si en algo ha tenido olfato y suerte Gordon ha sido con los guitarristas. Además de los mencionados, el mago de la Telecaster Danny Gatton se haría cargo de las seis cuerdas en su quinto trabajo y más vendido Are You Gonna Be The One. Un año después co-protagonizaba junto a un joven William Dafoe la primera película de Kathryn Bigellow The Loveless, una actualización de los films de temática motera como Salvaje y Easy Rider, esta vez con estética rockista. Y de pronto desaparece de la escena, girando incansablemente, preferiblemente con Spedding, años de los que solo hay constancia mediante discos semi-piratas. Pero para entonces había dejado una buena legión de seguidores entre los que destacaban Bob Dylan y Bruce Springsteen, que le cedería su inmenso Fire, muy fan entendemos que tenía que ser para semejante regalo. Actualizando y poniendo al día además el viejo cancionero de los 50, recuperando para la posteridad nombres que quizás si no fuera por él se habrían perdido en el olvido como los de Jack Scott, Billy Lee Riley, Warren Smith, o Johnny Burnette. Cierto es que otros vendrían pronto reivindicando algunos de esos nombres, pero en el tiempo él fue el primero en recuperarlos.
Con algún reencuentro esporádico, All in The Name of Rock and Roll (94), Gordon no reaparecería hasta 2004 (un tanto ajado, haciendo ahora sí honor al apellido y sin su enhiesto y afilado tupé) con Satisfied Mind, un nuevo y notable artefacto donde se le notaban querencias mas country y reposadas, y donde su voz de barítono había incluso ganado enteros, siendo más gruesa y rugosa que antaño pero igual de sorprendente. Además, no le hacía ascos a la introducción de teclados o a revisar icónicos temas sesenteros como el clásico de Nancy & Lee These Boots are Made for Walkin. 2007 le veía volver a cruzar armas con su fiel escudero Spedding para un tributo a Presley en el treinta aniversario de su muerte, It's Now or Never, que además traería la vuelta a los escenarios de ambos amigos. Testigos de la misma, podemos decir que Robert actualmente se mueve con más solvencia dentro del estudio.
Como certifica con su nuevo trabajo, I'm Comin Home, grabado junto a ilustres colegas como el mítico Rob Stoner (bajista de Dylan y líder de su banda durante 'Desire', la 'Rolling Thunder Revue' y el 'Budokan'), con quién grabara sus tres primeros trabajos, o Marshall Crenshaw, quien escribió su mayor éxito, Someday Someway, de las guitarras se encarga un correcto Quentin Jones. El despegue con I’m coming Home suena como una declaración de principios, un aquí estoy de vuelta de nuevo para hacer lo que se me da mejor, con guitarra con graves sonidos en clave de twang secundando la voz de Gordon a ritmo sincopado a medio camino entre el Train Kept a Rolling y su Black Slacks. Como ya marcara con Satisfied Mind, Gordon se adentra en country más adulto, o adusto, deberíamos decir, en piezas como Walk Hard, remedando al Cash de Ballad of a Teenage Queen o Honky Tonk Man, y Under your spell again donde las steel guitars crean la atmósfera de garito de carretera donde podemos vislumbrar la figura de Gordon.
Con It’s Late (y hablamos de memoria) Gordon revisa por vez primera a Ricky Nelson desde aquel lejano Boppin’ the Blues y curiosamente con idénticos y certeros resultados a pesar de los años, pura invitación al baile. Heaven revisita la balada cincuentera con coros a lo Jordanaires y guitarras blueseras sobre la voz derrite hielos de Gordon. En It’s Only Love Crenshaw le regala un perfecto ejercicio de pop Buddy Holly, con todos los condimentos de los éxitos del entrañable gafotas, baterías redobladas, guitarras con caballitos, coros a varias voces y solo de guitarra del propio Marshall. Le sigue una madura versión del Lucille que pelea alejándose de la voluptuosidad del original para dotarle de profundidad y poderío rockero con instrumentación más minimalista. Cierra el trabajo con Little Pig, un número que al igual que el tema de apertura recuerda en sus guitarras a los tratamientos que aportaba el joven Spedding con igual voz doblada en el estribillo, un guiño a los viejos y buenos tiempos.
Pues hoy justo me acabo de pillar de 2 mano sus 2 primeros discos Bienvenido sea
ResponderEliminarDisfrútalos Bernardo son dos discazos a los que el tiempo ha sentado muy bien. Grandes revisiones y actualización del viejo rocknroll con músicos de altura. Ya veras como acabas comparándote mas.
ResponderEliminarDesperdicios.