The Handsome Family Sala Azkena, Bilbao (09/10/2014) Cita a la tristeza

Tienen todo el derecho, faltaría más. Brett y Rennie Sparks llevan 21 años haciendo esto, y porque ahora les haya venido una brizna de popularidad por vía indirecta, sólo faltaría que alguien vaya a echárselo en cara. Además, ha sido por una canción, Far from any road, incluida en un disco de hace 11 años. O sea, ellos no han cambiado nada, estaba ahí y la han escogido. Y nos lo recuerdan. (...)

Claro que el seleccionador de las músicas de la dichosa serie de marras, True Detective, no es cualquier persona. Estamos hablando de T Bone Burnett, y su solo nombre cierra círculos en cuyo epicentro están The Handsome Family. Seguramente para quienes se acerquen desde esas avenidas televisivas, estos nombres poco dirán. Pero no para quien suele bañarse por estas aguas. Así que la familia guapo, como trató de traducir en un bienintencionado castellano Rennie Sparks, anda por ahí llenando salas y colgando el cartel de no hay entradas. Cosa que no ocurrió en Bilbao. Aquí  debemos ser de poca televisión, tal vez azuzados por una meteorología que por repetitiva ya nos ha acostumbrado a la salida, aún con grisura. Pero al menos, también evitamos la asistencia de modernos catódicos. Y con una nutrida presencia de compatriotas, la actuación de The Handsome Family tendió más hacia lo que su música propone: un delicado encuentro cara a cara, en la oscuridad de una bombilla de baja potencia, con el mantel con restos de migas aún sobre la mesa, en el calor de una noche de entresemana (no sé cómo explicarlo, pero los discos de esta pareja siempre me han parecido creados para entre un lunes y un jueves), y tratando de sacar una sonrisa al lado triste, miserable por momentos, de la vida.

El paseo por entre el country, el rock con las tonadas que nacieron en los 50, el blues angosto que ya sufrieran aquellos viejos, está tamizado de ese aire de tristeza que siempre ha empapado todas sus canciones. No, no son la alegría de la huerta, y lo saben. Cuando en los bises presentan Cathedrals como una historia triste, no pueden por menos que reírse y la propia Rennie admite que todo parece triste en su mundo. Sí, pero entre risas. El ataque de nervios que sufrió Brett entre el 96 y 98, y que culminó con su diagnóstico como maniaco-depresivo, de alguna manera culminaba una huella que ya había comenzado antes. Pero todo se olvida cuando uno puede escuchar ese Arlene, la primera canción que compusieron, allá en su debut  Odessa (1995). Cuando uno se sumerge en el puro espíritu de Johnny Cash que acaricia cada canción, como en esa emocionante apertura del set con My sister’s tiny hands y So much wine. Y el vino nunca es poco cuando hasta casi eres capaz de cantar estrofas del The River de Springsteen mientras ellos hacen lo propio con The bottomless hole, son de la misma estirpe de narradores de fracasos y muertes, de caricias y asesinatos (Rennie era novelista). Te hundes en el pantano y recitas versos de café y suicidio, siempre unidos, quién lo duda, en una simplemente maravillosa Weightless again. Y en definitiva, haces chistes incluso en The sad milkman, puedes bailar en la trotona In the air, disfrutar del excelente uso de la telecaster de Brett en Frogs,…

Puedes, junto a este par (trío en directo) de seres tan normales, tan parecidos a ti, poner una sonrisa a la pura pena.

Una cita a la tristeza.

Suena la corriente: "Weightless again" - The Handsome Family