
En garito ajeno, resguardado de la lluvia, de la grisura de un otoño que parece querer recuperar el terreno perdido durante el tiempo que ha estado tonteando con el extrañamente largo verano. Un piano, una guitarra, un par de armónicas, un ukelele. Y una silla. Un tipo encorvado sobre ella, tañendo cuerdas, acariciando teclas. (...)
Diez canciones que vemos aparecer de entre los dedos, de entre la garganta de un Neil Young que parece atrapado por una frenética fuente de actividad. La lluvia fuera. El calor dentro. Dos discos en un año. Dos historias distintas de esas que hacen saber que Young va por libre, que poco menos se mete en los fregados que simplemente le apetecen, los entiendas o no, A letter home y sus rasposos sonidos lo dejaban bien claro. Storytone lo apunta, por más que en este garito queramos olvidarlo. Además, un adiós a un amor que parecía eterno cuando nada lo es, cuatro décadas pasadas para encarar una nueva (y mediática) aventura. Y cantos a la madre tierra y gritos contra el fracking, Who’s gonna stand up?, para
seguido, reconocer que sólo quiere conducir su coche, I want to drive my car, delicioso homenaje a Chicago al piano y a la armónica, Say hello to Chicago, cómo no pensar en su nuevo amor escuchando la delicadeza autodefensiva de I’m glad I found you, o el inocente embeleso del enamorado en When I watch you sleeping, sí, que tiene casi 70 años quien lo canta, pero chico, que está enamorado, y no es persona a la que importe expresar sentimientos, de hecho vive de ello, y en muchas más que una ocasión ha sabido traspasar esa emoción al que escucha.

Y esta vez también? Sí, claro. Sus melodías están ahí, tal vez demasiado reconocibles, como si fueran vueltas a una misma tuerca, pero melodías bellas, al fin y al cabo. Su voz está ahí, su delicadeza y elegancia están ahí, su emoción te puede volver a atrapar. Sí, en garito, bajo la lluvia, en noche de invierno, Storytone no será una de sus obras maestras, pero se deja acariciar y a su vez lo hace él mismo.

Vamos, que el Storytone entra dentro de esa amplia categoría de obras de consumo casi personal de Young, de ese saber que hace lo que le da la gana. Pero que nos ha sacado a la vez una rodaja de sus archivos, la versión desnuda, casi demo, de esas canciones, y no nos ha hecho esperar 20 años.
Y olvidamos lo oficial y nos quedamos con la desnudez. Exclusivamente.
Suena la corriente: "Say hello to Chicago" - Neil Young
Suena la corriente: "Say hello to Chicago" - Neil Young
Gracias Red Ri, lo has clavao, aunque en mi modesta opinión de puto fanatico Young freak, en el Storytone orquestal y tras varias escuchas hay varios temitas que lo dan.
ResponderEliminarAbrazote y love & only love para usted y para ella desde el fondo sur.
Manolo Granpa
Hombre, sí, yo también encuentro algo, pero teniendo el solo, no me aporta mucho. Lo que no quita que lo celebraría con usted y una cerveza tan a gusto.
EliminarMe quedo con el desnudo, una obra que crece por días en mi equipo de música...este disco es mi disco del año (junto al de Cohen), porque me toca, está hecho con el corazón, sin otra motivación que la de crear una obra de arte...me gusta, sí y estará entre lo mejor de Young, casi rozando el cielo donde están los Ragged, Harvest, Never, Tonight, Beach y otras delicatessen.
ResponderEliminarCierto, crece y uno se encuentra recogido en él. Para mí no llega a las cotas de esos que comentas, lo que no le quita valor
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