Deberíamos, pero en ocasiones no llegamos siquiera a sorprendernos. De las 14 canciones que interpretó el australiano Bryan Estepa, quitando las dos versiones, un beatleiano Don’t let me down y un Monkeeano y precioso Daydream Believer, ya como regalo final en solitario y casi entre el público, el resto, las doce composiciones suyas, lograban mantener el listón de calidad, de embriagadora belleza lúcida casi sin despeinarse. Y quedaban situadas al mismo nivel que las versionadas, sin que en modo alguno se observaran fisuras entre unas u otras.(...)
Esa es la pequeña grandeza de este pequeño gran compositor originario de Sydney. Un músico capaz de crear melodías que buscan las mismas fuentes originarias del pop y que, una vez encontradas, las abraza, viste y embellece con los ropajes de la música de raíz americana, del country al surf, con la eterna salmodia del sol californiano. Lo suyo son odas de entre dos y cuatro minutos que mezclan el alma de Brian Wilson con las urgencias de Big Star, el apeadero espiritual de You Am I con la catenaria rítmica de Teenage Fanclub o el vetusto tranvía de Simon & Garfunkel, y que, una vez más, vuelven a poner sobre el tapete del Colegio de Abogados la exquisitez del pop entendido como delicia. Desde aquel debut, tras su paso por algunas bandas, en solitario pero bajo el nombre de Adeline, Start Again, y pasando por los cuatro discos ya bajo su nombre y bajo el manto de Rock Indiana, todo en su música es disfrutable y todo debe ser agradecido.
De la misma manera que lo es él, capaz de dedicar la preciosa (If you follow) We just might get near, que abre su último disco, Heart vs. Mind, al bueno de Edu Ranedo, bautizado para la ocasión con un entrañable baile de vocales por Estepa, por ser quien se lanzó a proclamar las bondades de su música ya hace diez años. Un disco, Heart vs. Mind, que supone el principal cuerpo del concierto, con la suave y delicada (en comparación con el disco) Come what may, el aire pegadizamente americano de Them fighting words, todo un hit en potencia, el pellizco de pura nostalgia que supura ese canto al viaje como sentido vital de Seachange, buscando en cada ciudad (Bilbao) y local (el diferente, en sus palabras, Colegio de Abogados) otro espacio en el que proyectarse uno mismo, el exacerbado poder melódico de Restless y She vs Him o el susurro soul, el abrazo y el beso de Nothing at all. Todas mecidas con la guitarra acústica de Estepa, la excelente eléctrica de Dave Hatt, el apaciguado bajo de Dave Keys, la cercanía del catalán Jon Zuriaga a las percusiones y coros en ausencia de batería y, sobre todo, un soberbio Brian Crouch dando el perfecto y necesario contrapunto al piano. Y más allá de alguna solitaria parada en sus discos Vessels y Sunday Best (con la muy potente Myself), se entretiene en su debut, un All the bells and whistles al que parece también querer agradecer lo que siente que es ahora, lo que sin duda es ahora. La rítmica Right now o Your best night enmarcan como merece Come around, pinchando en médula, embriagando e impactando.
Y haciendo fracasar este escrito por el mero hecho de resaltar unas canciones sobre otras cuando de lo que hablamos es de la excelencia de una obra en su totalidad.
Fechas pendientes de su gira:
+ 29/01 Madrid - El Intruso
+ 30/01 Castellón - Four Seasons
+ 31/01 Valencia - Loco Club
Fechas pendientes de su gira:
+ 29/01 Madrid - El Intruso
+ 30/01 Castellón - Four Seasons
+ 31/01 Valencia - Loco Club
*Compra sus discos en tu dealer habitual o a través de Rock IndianaSuena la corriente: "(If you follow) We just might get near" - Bryan Estepa
Uno de los mejores compositoresd e aires clásicos de la actualidad y lo malo es que no pasa cerca de mi casa
ResponderEliminarEl Martes estuve viéndolo en Rocksound de Barna en eléctrico y con bataca. De esos artistas y directos que te hacen recobrar la grandeza de los pequeños formatos. Muy grande pese a su estatura, el último disco es todo un baño de sol una delicia, pero los dos primeros creo que me están ahí muy de cerca.
ResponderEliminarEstuvo genial. Es muy bueno el tipo.
ResponderEliminarLástima que no durara un ratillo más. ¡Maldito fútbol!
Ander