Dos citas recogidas en En Tierra de Nadie resumen como pocas la esencia de una banda como Doctor Divago. Manolo Bertrán cuenta cómo su padre se pegaba unas palizas tremendas recogiendo el fruto de unos campos de olivas con el único objetivo del autoabastecimiento. (...)
Cuando aquel le espetaba la inutilidad de tal esfuerzo, el padre contestaba que lo hacía por estar en contacto con la naturaleza y no por el beneficio a obtener, y añadía: y tú eres igual que yo, un romántico que va tocando por los pueblos por cuatro duros, simplemente por el placer de hacerlo.
Cuando aquel le espetaba la inutilidad de tal esfuerzo, el padre contestaba que lo hacía por estar en contacto con la naturaleza y no por el beneficio a obtener, y añadía: y tú eres igual que yo, un romántico que va tocando por los pueblos por cuatro duros, simplemente por el placer de hacerlo.
La segunda es otra cita de Bertrán que aparece a modo de presentación: Provoca cierta esquizofrenia. Para algunos eres el grupo de su vida, uno de los mejores de la historia de la música española. Y otros no te conocen.
Y es esa misma esquizofrenia la que siente el seguidor honesto de la banda. Aquel que interioriza canciones, melodías y letras porque son capaces de pulsar la tecla que le definen, la tecla que pone sonido a muchas aristas de su vida, canciones que identifican una manera de ser o entender lo que le rodea, lo que ve y lo que siente. Si escuchando Un minuto antes de la realidad uno cree que están hablando directamente de él, que no nos importa estar fuera de lugar, que tratamos de encontrarnos en ese minuto antes del despertar, en ese minuto en que aún somos capaces de ser lo que soñamos ser y no lo que efectivamente el espejo nos demuestra como nuestra propia decepción vital, sólo puede estar de acuerdo en que esa canción, acaso una de las tonadas claves del rock cantado en castellano, fue escrita para él. Y entonces, cómo encontrar alguien con quien compartirlo si la mayoría del mundo a tu alrededor es ajeno a ello, vive sin conocimiento de que siquiera exista? Manolo, el seguidor sufre en muchas ocasiones la misma esquizofrenia.
Que evidentemente es acariciada, comprendida y tranquilizada en circunstancias como las que nos ocupan. Se puede celebrar el 25 aniversario de una banda underground que difícilmente ha salido del subsuelo en el que reina? Se puede, se debe y se tiene, porque más allá del canto a la superviviencia y a la autoprofesión de fe, es un canto al rock’n’roll como materia vital de la existencia al menos de unos cuantos locos. Si asombroso es que Doctor Divago cumplan 25 años, más aún es que lo hagan en uno de los mejores momentos de su carrera, cuando su último trabajo, Imperio, pasó por ser uno de los mejores discos de 2013 para cualquiera con un mínimo de sensibilidad.
Y si la música de Doctor Divago es capaz de extenderse por todos los flecos del mantel, así debe ser su celebración. En letras, con un libro, En tierra de nadie, escrito por Mariano López Torregrosa, que no deja de ser el periplo vital del propio rock español durante los últimos 30 años, una visión clara de la escena valenciana y de la nacional, con cientos de anécdotas, con miradas y juegos al escondite que más de uno conoce bien (la historia con la productora vasca Serrano, la espantada vital y profesional de Criminal Records), con recuerdo a aquellos primeros conciertos en Babia, a los que servidor pudo asistir, a los dimes y diretes de todos y cada uno de los que han pasado por la banda, luchando contra sus propios espejos que les animan a seguir o dejarlo, analizando de primera mano el propio Manolo Bertrán algunas de sus letras escogidas, adentrándonos en los propio secretos del afilador de escalpelos… Como termina Torregrosa, un grupo aún vigente, una historia que merece ser contada.
Y se celebra en música, con un recopilatorio de 21 canciones eternas y dos nuevas, un Especial de la casa que deja atónito cuando es capaz de aglutinar en los mismos surcos títulos como No tan bueno, Los tontos buenos tiempos, La habitación de Charo, No necesito más reproches, Silencio, Eva, Sonaba Julio Galcerá, entre rock’n’roll, rhythm and blues, power-pop y, por sobre todo, enjundia carnosa, complejidad y sencillez, veracidad y emoción, capacidad para llegar y quedarse para siempre.
Y se celebra en imágenes, las del documental Los tontos buenos tiempos, editado por Cápsulas Musicales, historia coral de una historia local que trasciende fronteras, visiones externas que acreditan lo aquí escrito, emociones que muchos sentimos y que así compartidas, ayudan a diluir la esquizofrenia anteriormente apuntada (y en el que servidor tuvo el inmenso placer de aportar una mínima ayuda).
Son 25 años los que hemos vivido con esas canciones. Y viendo lo que hay a su alrededor, su triunfo ha sido total, aunque a veces cueste creerlo.
Y sabemos que ellos nos sobrevivirán.
*Compra el pack aniversario en tu dealer habitual o en la web de Doctor DivagoSuena la corriente: "Un minuto antes de la realidad" - Doctor Divago
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