*Autor: Jaime G. López "Desperdicios"
Quizás no elegimos el mejor momento para atacarlo, pero el nuevo trabajo de los Waterboys nos ha dejado sensaciones encontradas. De placer de escuchar el sonido clásico de la banda, pero de arreglos un poco desajustados para nuestros gustos, quizás demasiado exquisitos en cuanto a instrumentaciones, sonidos y arreglos se refiere. (...)
Quizás no elegimos el mejor momento para atacarlo, pero el nuevo trabajo de los Waterboys nos ha dejado sensaciones encontradas. De placer de escuchar el sonido clásico de la banda, pero de arreglos un poco desajustados para nuestros gustos, quizás demasiado exquisitos en cuanto a instrumentaciones, sonidos y arreglos se refiere. (...)
Vuelven los de Mike Scott con una nueva rodaja titulada Modern Blues, que alguna pista deja en su titulo sobre modernismos en su sonido otrora folk y plenamente orgánico. No se asusten, la instrumentación analógica sigue dominando en su formato tradicional: afiladas guitarras eléctricas (excesivamente estridentes en ocasiones, escuela L.A.), teclados y cálidos órganos Hammond, bajos y batería, todo ello sobre la conocida y emotiva voz de Scott. La modernidad la ofrecen sintetizadores y tratamientos de voz sinceramente poco necesarios, como los que contienen la poderosa apertura con Destinies Entwined.
Con November Tale la memoria nos retrotrae a sus medios tiempos más clásicos de This is the Sea o Fisherman’s Blues, aquí son unas innecesarias cuerdas las que malogran un tema con mucho feeling, que salva entre otras el sentimiento de la voz de Scott con esas resonancias dylanescas en su voz. Lo que enlaza con el siguiente tema, Still a Freak, que bebe del sonido del un tanto desorientado Dylan en los años 80 (circa Empire Burlesque) y donde las guitarras vuelven a sonar un tanto pasadas de revoluciones. Al igual que en Rosalind (you married the wrong guy), donde guitarras y hammond pelean por conseguir un clímax que no se alcanza por sobreactuación de los ejecutantes.
I can see Elvis es de lo mejor del lote en una canción emotiva donde Scott revisa a algunos de sus icónicos maestros más allá del flash de Memphis, así los espíritus de Hendrix, Parker o Marley pasean por ella. Al igual que Nearest thing to Hip donde habla de un viejo café y sus querencias jazzísticas entre Coltrane, Miles y Parker, que en las texturas de los Waterboys suena con cierto aire a Van. El cierre con la extensísima Long Strange Golden Road resulta más acertado y nos atrevemos a decir que hubiera funcionado mejor como inicio que como coda final.
En definitiva sabor agridulce de recuperar a una banda, y más concretamente, a un autor que aun tiene cosas que decir y que es capaz de montar una competente banda y un repertorio con mordiente para grabar un buen disco. Quizás le ha jugado una mala pasada el escoger a unos sesionistas demasiados activos, afilados en su sonido y con excesivo protagonismo, no dejando respirar las canciones y las siempre interesantes letras de Scott. Un silencio muchas veces vale más que una nota.
Suena la corriente: "I can see Elvis" - The Waterboys
Suena la corriente: "I can see Elvis" - The Waterboys
Puedo decir que me ocurre algo similar grandes canciones y otras no tanto.- da la sensación que tanto halago le ha dormido un poco a la hora de componer
ResponderEliminara mi me ha gustado bastante, es verdad que un poco de mas intimismo no lo hubiera sentado mal, pero es grande tenerlo todavía por aquí..
ResponderEliminarPara mi una gran sorpresa y un muy buen disco.
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