*Autor: Jaime G. López "Desperdicios"
Es Jaime Urrutia uno de los principales autores de la prodigiosa década de los 80 en nuestro país. Personalmente uno de los que sentimos más originales, ya que ya fuera en iniciática etapa siniestra o en posterior desarrollo castizo, siempre le intuimos una naturaleza inquieta en lo musical buscando sonoridades de tarantelas, aires brasileños, ritmos jamaicanos u otras músicas más allá del rock y sus sucedáneos. Que además se complementaba con ese casticismo en sus letras jalonadas siempre de un costumbrismo arrebatador del observador tranquilo, del hombre en la mesa de un bar con el cigarrillo, el anís y (si atendemos a la canción) el as, escribiendo aquellas joyas como el propio Al calor del amor en un bar, Golpes, Cuatro Rosas, Caray, La Canción del Pollino, Camino Soria o Tomando el Airecico. (...)
Es Jaime Urrutia uno de los principales autores de la prodigiosa década de los 80 en nuestro país. Personalmente uno de los que sentimos más originales, ya que ya fuera en iniciática etapa siniestra o en posterior desarrollo castizo, siempre le intuimos una naturaleza inquieta en lo musical buscando sonoridades de tarantelas, aires brasileños, ritmos jamaicanos u otras músicas más allá del rock y sus sucedáneos. Que además se complementaba con ese casticismo en sus letras jalonadas siempre de un costumbrismo arrebatador del observador tranquilo, del hombre en la mesa de un bar con el cigarrillo, el anís y (si atendemos a la canción) el as, escribiendo aquellas joyas como el propio Al calor del amor en un bar, Golpes, Cuatro Rosas, Caray, La Canción del Pollino, Camino Soria o Tomando el Airecico. (...)
Por ello y porque le intuimos una personalidad muy interesante, cosa que hemos comprobado las dos únicas veces en las que nos hemos acercado a él, siempre amable y cortés, la publicación de este libro nos pareció una excelente excusa para adentrarnos en el universo de Urrutia. Porque obviamente de eso trata este libro, no se trata de un tratado filosófico-musical del gusto de los sajones, ni pretende sentar cátedra en gustos o descubrimientos de oscuros músicos o géneros. Ni falta que hace. Lo que pretende Urrutia es llevarnos por un recorrido musical que a veces se presenta evocador, como cuando recorre las canciones de su infancia y juventud, donde obviamente encontramos grandes nombres (Satisfaction, You Really Got me, My Generation, Just like a Woman, Starman, Walk on the Wild side) pero también otros asuntos más propios del país y de la época en las que creció y que uno intuye forjador de su ulterior carácter castizo (Estando Contigo, Cocidito madrileño, Yo quiero ser Mataor, Romance de Curro El Palmo) y que le llevarían en último caso a dedicarse a la profesión musical. Es en este recorrido donde nos relata aspectos autobiográficos y en el que se desprende que la música siempre jugó un papel muy importante en su entorno familiar y formación. Resulta especialmente interesante la lectura y la información vertida cuando habla de músicos coetáneos de su generación, donde se muestra revelador en los detalles sobre la creación de esas canciones y las opiniones que vierte sobre sus pares en la revisión de Margot, Perlas Ensangrentadas, Autosuficiencia, Qué Hace una chica, Branquias bajo el agua o Rock and Roll Star, cosa que hace con coetáneos internacionales como cuando revisa London Calling, Blitzkrieg Bop, Disorder o Can't stand losing you.
Pero también muestra este carácter inquieto por las sonoridades ajenas al rock y los estilos que lo conforman y revisando chançon, fado, flamenco y otros en su repaso por La Javanaise, Lili Marleen, Godfather waltz, María la portuguesa o La Leyenda del Tiempo. También demuestra su lado mas rockero, en realidad Urrutia es un autentico Mocker, revisitando a Elvis, Orbison, Shannon, rinde cuentas con Sinatra, Brown, Cooke y tantos otros. En definitiva, abre el álbum de fotos de los recuerdos, contextualiza a los artistas, incide en aspectos musicales o de escritura de los temas y su influencia personal. Un viaje por un número limitado de canciones y autores que estamos seguros mañana el propio Urrutia podría modificar o ampliar sentado en la mesa de una taberna madrileña cerca de Ventas, con unas mahous y su hablar pausado, circunspecto y grave.
No sería una mala idea para un programa de televisión si la música tuviera cabida en semejante artefacto, pero caray ya no hay estilo ni personalidad.
Suena la corriente: "Caray!" - Gabinete Caligari
Suena la corriente: "Caray!" - Gabinete Caligari
Pues no se hable más, este libro me interesa, Urrutia siempre me ha parecido un artista muy carismático e interesante.
ResponderEliminarFíjate, Johnny, que a mí no me cae muy bien que digamos, pero también he leído el libro, para no dejar sólo a Desperdicios en tan cultos menesteres, y no está mal. Salvo sus previsibles idas de olla, se saborea a gusto.
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