The Minus 5 Dungeon Golds (Yep Roc Records / Everlasting, 2015) Vistiendo melodías

Scott McCaughey es un creador de melodías. Uno de esos artesanos de cuyas cuerdas, tanto vocales como de guitarra, salen canciones tan brillantes como aquellas que son embellecidas por unos acordes rítmicamente perfectos, melodías capaces de mantener su gusto y su recuerdo, esto es, su esencia, a lo largo del tiempo. Y como buen artesano, produce y produce como si no hubiera ayer ni mañana. (...)



Así, entronca con la base de la música popular, con aquellos creadores que desde factorías urbanas o soledades rurales compusieron los ritmos que encumbraron el rock’n’roll como la música de una juventud que por primera vez tenía conciencia de sí misma. Sí, Scott McCaughey podría haber tenido cabida entre la gente del Tin Pan Alley, del Brill Building, de los estudios Sun, del sunshine pop californiano, del Mersey beat o de cuanta generación tuviera al pop y al rock por bandera melódica.

Él compone canciones y melodías que valen su peso en oro, y luego las viste con los ropajes que estima más oportunos o que prefiere en cada momento. Nada cuesta imaginarle en el sótano de su casa, esa mazmorra del título que dio lugar a la caja de cinco vinilos que bajo el nombre de Scott the Hoople in the Dungeon of Horror y la firma de The Minus 5 editara para el Record Store Day del año pasado. No aparca ninguno de sus múltiples proyectos, porque todos son parte de él mismo. En esta ocasión, The Minus 5 le supone rodeado del grupo que de entre sus muchos colaboradores en ese momento tiene disponibilidad. Puede haber algo más libre? Ya hace años les vimos en directo, en aquel Plateruena Durango que nosotros bautizamos como el día de la jodida gota, y que luego nos dio la posibilidad de charlar, de hacernos fotos, de comprar sus discos, con Scott, con Peter Buck, con un John Ramberg con quien lo recordábamos hace unos días en su visita con The Tripwires. Allí había unos músicos charlando con unos seguidores. Nada más, pero la base de todo. Y aquí, en este nueva reselección de canciones de aquel boxset que componen Dungeon Golds está con ellos, y con Jeff Tweedy, Linda Pitmon, Ian McLagan, John Moen, Nate Query, Ezra Holbrook, Tucker Jackson, Kurt Bloch, sumando entre todos nombres como REM, Tripwires, Wilco, Small Faces / Faces, Steve Wynn & The Miracle 3, The Decemberists, Young Fresh Fellows… Nombres y más nombres para el espíritu de unas canciones que saben a gloria.

Porque gloria son y McCaughey las viste a su antojo. Ya sea con ropajes de aroma glam, como en ese My generation, procaz grito de autoafirmación juvenil a pesar de los años que vamos descontando, de aroma surf como It’s beautiful here o de aroma Byrds como un In the ground creciente a cada acorde. Juega con valses rock como Adios Half Soldier, guiños a un after-punk de corte glamouroso en Zero Clowns o la psicodelia en todas sus facetas, expansiva en Chinese Saucer Magnolia, pop en It’s Magenta, Man! y hard en The history you hate. Pasea por el crepúsculo americano de Sorry town o The unforeseen y la grasa garagera de Remain in lifeboat, para terminar creando una de esas canciones redondas, superlativas, explicativas de por qué existieron los Beatles, los Kinks, los Byrds, Big Star o cualquiera que fusionara pop, rock, armonía y melodía. Un Hold down the fort con la capacidad de sonar y sonar sin encontrar su meta porque ella lo es todo en sí misma.

Hay cosas tan simples que son absolutamente necesarias.

Suena la corriente: "Hold down the fort" - The Minus 5