The Wave Pictures Great Big Flamingo Burning Moon (Moshi Moshi, 2015) Simbiosis perfecta

Hace unos meses bajábamos tarde, con uno de los conciertos ya prácticamente terminando, las escaleras de un garito de Madrid. Sobre el escenario andaban unas chavalitas que entonces atendían al nombre de Deers y que posteriormente tuvieron que mutar a Hinds por problemas de registro. Y mientras descendíamos esas escaleras, sonaba una alocada, y encantadora, versión del David Crocket (Gabba hey), que supo alegrar una noche amenazada por nuestra falta de puntualidad.(...)

Hinds, punta de lanza de ese garage con las extremidades, el corazón y la cabeza en el lo-fi, en la declaración del do it yourself como herramienta de expresión y trabajo, que tiene actualmente a Malasaña y a grupos como ellas y otros, igual de insultantemente jóvenes, como máximos exponentes, conciben al bueno de Billy Childish como referencia a seguir. Pero es que, ¿puede haber alguien interesado en los sonidos más frescamente punks, destartaladamente garageros, intensamente atolondrados, que haya dejado pasar a Thee Milkshakes, Thee Mighty Caesars, Thee Headcoats… a Billy Childish, en un nombre todo resumido? Desde este Río hace casi un par de años le rendíamos pleitesía sin querer entrar en su mundo cuantificable pero sin salir del cualificable, porque nos sentimos muy a gusto con él. Y mira por donde, varias cosas parecen indicar que el bueno de Childish, ya el viejo de Childish, un epíteto que a un trash-dandy como él le sienta de maravilla, va a ponerse de moda. Pues bienvenidos sean todos estos chavalitos que pululan por garitos con guitarras más grandes que ellos si lo consiguen.

E igual de benditos sean otros no tan chavalitos. Si había un grupo inglés al que pareciera encajarle como un guante la música e idiosincrasia de Childish era a The Wave Pictures. Por su carácter prolífico, por su concepción del tiempo musical, por su limpia suciedad instrumental, dos términos éstos que en las manos de David Tattersall, Franic Rozycki y Jonny Helm para nada son antagónicos. Ya habían demostrado que son capaces de traspasar a canciones sus homenajes particulares a caminantes sin atajos como Daniel Johnston. Pero aquí han decidido juntarse directamente con el diablo y que entrara como hipotético cuarto miembro, en instrumentación y composición, el mismísimo Childish.

Y les sienta bien. Qué digo bien, les sienta perfecto el parir canciones tan directamente juguetonas como Great Big Flamingo Burning Moon o I could hear the telephone (3 floors above me), tocadas con la varita de la melodía; tan motivadamente intensas como At dusk you took down the blinds o All the birds lined up dot dot dot, driblando entre la psicodelia y la electricidad; tan cercanas al rhythm & blues originario del más negro garage en Pea green coat o del más rítmico rock con el vicio del terciopelo en We fell asleep in the blue tent; o tan clásicas y cercanas en su planteamiento a la propia esencia del en este caso cuarteto como las dos canciones de la Creedence Clearwater Revival revisadas, una detrás de la otra, un Sinister purpose arrastrado y una correcta Green River, con la armónica otorgando su necesario aire pantanoso. Pero es que también les sienta perfecto el poder haber accedido a toda la parafernalia retro de la instrumentación de Childish.

Simbiosis como esta funden al parásito y al portador en un todo que nace como algo nuevo.

Suena la corriente: "Great Big Flamingo Burning Moon" - The Wave Pictures