* Autor: Jaime G. López "Desperdicios"
El canadiense Daniel Romano no es solo un anacronismo en lo musical, un jovenzuelo nacido en 1985 en Ontario con ascendencia latina haciendo country (que no americana) del sur de los Estados Unidos, como lo definieron, 'el artista que hace country para la gente que no le gusta el nuevo country'. (...)
Sino que además sus habilidades van más allá de lo musical y tiene una brillante carrera como talabartero, diseñando llamativas y trabajadas correas de cuero y otros elementos además de ser un reputado diseñador gráfico centrado sobre todo en la creación de carteles, portadas y otros elementos relacionados con lo musical. Aunque de momento, toca centrarse en su más reciente rodaja, If I've only one time askin', donde nos saluda desde la portada sin su entrañable y vintage bigotón.
El canadiense Daniel Romano no es solo un anacronismo en lo musical, un jovenzuelo nacido en 1985 en Ontario con ascendencia latina haciendo country (que no americana) del sur de los Estados Unidos, como lo definieron, 'el artista que hace country para la gente que no le gusta el nuevo country'. (...)
Sino que además sus habilidades van más allá de lo musical y tiene una brillante carrera como talabartero, diseñando llamativas y trabajadas correas de cuero y otros elementos además de ser un reputado diseñador gráfico centrado sobre todo en la creación de carteles, portadas y otros elementos relacionados con lo musical. Aunque de momento, toca centrarse en su más reciente rodaja, If I've only one time askin', donde nos saluda desde la portada sin su entrañable y vintage bigotón.
Abre la partida de forma valiente con I’m gonna teach you, donde no le importa tirar de arreglos de cuerda en el único tema del disco con dicho tratamiento. Tiene Romano ciertas reminiscencias vocales de Willie Nelson aunque emparentado con la sensibilidad de Gram Parsons, casi nada.
Old Fires Die es una de esas baladas que te romperán el corazón con preciosista instrumentación donde las steel guitars, los pequeños arreglos de piano, acordeones y coros te llevan con Romano y sus recuerdos. Y es que la banda es uno de los fuertes de su sonido (y credibilidad), nada de americanistas pretendiendo sonar como los héroes del Grand Ole Opry, esto suena a buena mierda de Nashville. Aunque, por qué negarlo, se trata de jóvenes de su quinta como Aaron Goldstein al Pedal Steel, la acordeonista Kay Berkel, el piano de Micah Hulscher, las vocalistas Natalie Walker y Caitlin Rose, la batería de su hermano Ian además del propio Romano a la guitarra.
Strange Faces y All the Way under the Hill nos llevan al Honky Tonk en sedosos medios tiempos para bailar agarrado a tu vaquera, como la que luce en la trasera del disco. El fantasma de Gram vuelve a sobrevolar The One that Got Away (Came Back Today), tanto que sorprende no escuchar los coros de Emmylou Harris entre los lamentos de la steel guitar. El acordeón apuntala los sonidos fronterizos en la dolida balada There’s a Hardship, con guiños a Marty Robbins y todos los vaqueros fronterizos. Se tornan vacilones y bailones en Two Word Joe. Aunque sin duda su fuerte son claramente los lamentos de Honky Tonk, donde en temas como Learning to do without me, If you go your way o Let Me Sleep at the End of the Dream emociona en preciosas baladas evocando el sonido de los clásicos del género vaquero en los 60's y 70's, sin filtros, ni los revisionismos de los últimos treinta años. Mejor acudir a las fuentes directamente.
El álbum fue grabado en cintas magnéticas y analógicas Ampex 465, y es que cuando se hacen bien las cosas hay que cuidar todos los detalles.
Intuimos que este disco nos va a acompañar mucho en el crudo otoño e invierno.
Suena la corriente: "The one that got away (came back today)" - Daniel Romano
Intuimos que este disco nos va a acompañar mucho en el crudo otoño e invierno.
Suena la corriente: "The one that got away (came back today)" - Daniel Romano
Excelente recomendación. Nashville un poco más cerca del otoño bilbaíno.
ResponderEliminarCuando los sonidos son buenos, parecen no tener ciudad ni tiempo. Ah, pero que bien sientan para la de uno y para un otoño! Abrazo!
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