Nada nuevo hacemos, sino repetirnos, si escribimos que un verdadero músico es el que es capaz de defender sus canciones en cualquier contexto o formato, porque ellas mismas están tocadas con el halo de la excelencia y porque él mismo tiene los mimbres para resucitarlas sea cual sea la forma, hasta llegar a la esencia. Exacto, repetiremos frase e idea, pero nunca dejará de tener sentido si es que hablamos de nombres como Steve Wynn. (...)
Poco más hay que contar del californiano si lo que queremos es dejar claro la relación que la música de éste ha tenido en quienes hacemos y navegamos este Río. Desde los tiempos del The days of wine and roses (1982) y su recordada visita a La Edad de Oro, hemos tratado de seguir unas andanzas que, por otro lado, por prolíficas, se convierten en tortuosas. Pero gratificantes. Así que tener ahora la oportunidad de disfrutarle en solitario pero eléctrico, en escenarios que son algo más que cercanos, con un puñado de canciones que son vida pasada, sí, pero igualmente presente y futura, vuelve a ser gratificante. Y no sólo por su cercanía, sino por su capacidad de dar nuevos aires a cada canción.
Ya simplemente esa Whatever you please, del Ghost Stories de The Dream Syndicate, transmutada de delicia al piano a perfecta calma sobre guitarra eléctrica, hubiera valido por todo el set. Pero Wynn es consciente de lo que fue y es, y no lo olvida. Así que no olvida al Sindicato, revisando el Medicine Show por partida doble, con una muy loureediana Daddy’s Girl y la calma de Merrittville que llega tras la bronca casi ruidista de Then she remembers. Porque aunque el formato pudiera parecer lejos de la esencia de aquellos The days of wine and roses, hasta cinco canciones de disco tan descomunal e iniciático se desparramaron por el escenario del Satélite T: de la mencionada a la llevada a la desnudez ósea That’s what you always say; la arrastrada y apasionante, como suave terciopelo inolvidabe When you smile; la única llevada con la armónica de todo el show, dylaniando Tell me when it’s over; y la fuerza bruta, rasposa, el riff atronador de The days of wine and roses. Canciones que en su agónica desestructura contrastaban con su defensa en banda medio original que pudimos ver hace unos meses en este mismo Bilbao.
Aparte, revisa un buen puñado de sus canciones firmadas a su nombre: la delicadeza algo oscura de crooner en Follow me; el inmenso vacío de Tears won’t help; un We don’t talk about it reconociendo que a veces las palabras son sus amigas, y a veces, simplemente, no; Love me anyway como ejemplo de que todas las canciones, de una u otra manera, son canciones de amor; la desértica, árida, distorsionada, agresiva, puro Wynn eléctrico Southern California Line; un Shelley Blues Part. 2 directamente elevado a los cielos arañados por la lija… Repasando así buena parte de su discografía en solitario, de los viejos Kerosene man o Fluorescent a los más recientes Northern Aggression o Crossing Dragon Bridge, entre otros. Y sin olvidar dos paseos por los dos primeros volúmenes con The Baseball Project, un 1976 sobre el paso del tiempo o su fijación en el recuerdo, puro power-pop, y un Fernando que presenta como su única canción compuesta en castellano. Un castellano que se empeña en usar durante todo el concierto, haciéndole ser uno más. Uno más de nuestra pequeña parroquia.
Cómo no considerarle así tras ese final y clásico Burn, compartido en escena con su anfitrión, un Mikel Rentería que ya antes, de aperitivo, nos había vuelto a dar un regalo en forma de sensibilidad acompañado esta vez sí de su acústica. Sensibilidad musical y sensibilidad de saber trasladar al arte un proyecto tan emocional como The Walk on Project.
Que de fin de fiesta Steve Wynn terminara en el escenario observando las andanzas del chef del Satélite T, Sergio Rodríguez, en un show cooking que demostraba su pasión por la gastronomía, no hacía más que apuntar lo dicho. De nuestra parroquia.
Suena la corriente: "Follow me" - Steve Wynn
Es de nuestra parroquia, eso está más claro que el agua. Qué gustazo leerte y envidia sana. Abrazo.
ResponderEliminarY cada vez que viene por aquí lo demuestra. De la cuadrilla de toda la vida...
EliminarAbrazos!!!