Pues como si nada, ya casi estamos a un mes vista de la final del 14 de noviembre. Y es que el Villa de Bilbao, en su apartado de Pop-Rock, ha cruzado ya un ecuador que empieza a clarificar algunas cosas y a emborronar otras. De momento, al menos desde el Río, comenzamos a atisbar nombres más que importantes. (...)
El bilbaíno de residencia Uriel es un viejo conocido del Villa, sobre cuyo escenario ya estuvo hace un par de años embarcado en el grupo Niebla. Ahora repite en solitario cobijado bajo el nombre de Ubriel: “Niebla siempre existe, ha tenido dos fases, la segunda ya terminó, pero apuesto porque algún día volverá. De pequeño en Pamplona, un amigo empezó a añadir la ‘b’ a mi nombre, y a eso me agarré, a mi infancia, cuando, algo frustrado de tocar en bandas, decidí tirar en solitario, cosa que tenía muchas ganas de hacer”. Pero su andar solitario se ha visto acompañado en parte por su amigo Javi: “siempre ha sido casi como una extensión de mi persona, hemos crecido juntos y hemos hecho música juntos, pero últimamente anda entre Pamplona y Bilbao, liado, y hemos decidido aparcar su parte durante un tiempo”. Así que de nuevo en soledad, “las canciones resultarán un poco más crudas”, sin banda ni compañía, Ubriel defiende su disco Ave Fénix, trabajo de corte conceptual y música entre el pop reflexivo, opaco e hipnótico. “En mis canciones se puede ver con facilidad las fuentes de las que bebo, pero procuro darle un toque que se reconozca, aunque sea en el formato más sencillo de guitarra y voz, como hoy, pero desmarcándome de las apariencias”. Y así se aleja en el directo del simple cantautor guitarra en ristre para jugar con distorsiones, efectos, zumbidos y ruidismos varios. “Ave Fénix nació a partir de una ruptura a la que siguió una época muy creativa, que intenté plasmar desde una óptica totalmente conceptual”, lo que tal vez sea la razón de que el disco en sí sea el que decide cuándo llega a alguien, dándole otro motivo de atracción. “Todos dependemos de nuestro estado emocional. Tiendo a hacer una música delicada en la que los silencios son fundamentales”. Y ayer fueron gratamente respetados. Reconociendo la dificultad de impactar en el Villa en solitario, “sólo lo consiguió Mobydick, pero este tío es increíble en voz, perfil y carisma”, aspira sin embargo a disfrutar en un lugar que considera perfecto.
Los madrileños Bluestain llevan tiempo jugando con la palabra blues en su nombre: “al principio nos llamábamos Bluestone, que podía descomponerse en piedra azul y tono de blues, pero ya estaba cogido por todos lados, así que dándole vueltas, cambiamos algo y nos gustó lo de tinte azul, somos muy de azul”. Todo ello para una banda que lleva desde 2011 “tocando en serio con muchos años detrás de hacer el tonto. Pero en 2011 fue cuando nos metimos en un local con una batería y con un bajo”, aunque realmente tienen su base en las guitarras y voces de Javi y Gonzalo. “El problema es que la sección rítmica son chicos muy ocupados, y a veces tenemos que tocar con otro bajista y batería. Pero a Bilbao hemos venido con el equipo titular, jajaja”. Acaban de grabar su primer ep que estarán presentando el 4 de noviembre en la sala Moby Dick de Madrid y que “hemos autoeditado. Para nosotros el estudio fue un sitio de trabajo en el que contamos con mucha ayuda del técnico y del productor, y estamos muy contentos con el resultado. Hubo días duros, pero luego oyes las canciones y estás orgulloso, y hemos aprendido mucho”. La base de esas canciones descansa en un folk rock americano con derivaciones a épocas clásicas, y melodías pop entre California y el Nueva York de Simon & Garfunkel, “aunque para nosotros es Bob Dylan y los Beatles por encima de todo, luego cada uno tiene sus influencias y también Radiohead le gustan muchísimo a Gonzalo y eso se ve en algunos tonos de las canciones”, que en directo suenan limpias y sin excesos de trascendencia. Se consideran en “fase de ganar alcance, y una manera es tocando mucho y otra generando contenidos, nuevas canciones, vídeos, redes sociales, preparando muy bien conciertos concretos, como el de noviembre”. Así que el Villa, además de salir a tocar fuera de Madrid, esperan que les de ese “alcance a otras personas, destacar en un mundo en que está difícil, ahora que todos tienen acceso a todo con las redes sociales y demás”.
Y destacar es realmente lo que consiguen los catalanes Opatov, desde el tremendo concierto que ofrecieron hasta su mismo nombre: “es una estación de metro y un barrio en la periferia de Praga al que fuimos de viaje de fin de curso cuando íbamos al instituto”, ya que se conocen desde los 15 años, “y era un sitio con un aura inquieta y que nos recordaba a Cerdanyola, de donde venimos. En la primera banda que tuvimos le dedicamos una canción a ese barrio”. Ya crecidos y tomados en serio desde 2010, optaron por el nombre que ahora preside su primer disco, Bacán, editado por Famèlic, sello al que conocieron en un festival y por el que hubo interés mutuo. Un disco y una música que remite directamente a una psicodelia empapada de tonos densos, alma de garage, rock libre e incluso paseos por la experimentación y la aparente improvisación, que explota en un directo cortante, implacable y lleno de aristas. “Escuchamos mucho a White Fence, Ty Segall, Brian Jonestown Massacre, Spacemen 3, pero también tenemos mucha influencia de los clásicos, Velvet Underground, 13th Floor Elevator…” sueltan en un encantador giro, ya que no es muy normal en grupos jóvenes el citar a las primeras influencias de sus actuales influencias. Chicos que saben, controlan y sonríen cuando este cronista apunta algunas similitudes en algún tema a King Gizzard & The Lizard Wizard, “cierto, nos gustan mucho, pero nuestro tema es anterior el de ellos, que su disco ‘Quarters!’ salió hace nada, y ellos nos nombran en ‘Mistery Jack’, jajaja”, dicen jugando con el idioma. Conexiones mentales aparte, reconocen que en ocasiones escapan de la ola psicodélica para adentrarse en cercanías al kraut, lo ambiental, rock espacial o el rock’n’roll. “Nunca hemos dicho vamos a hacer psicodelia. Hacemos lo que hacemos y nos sale, y ya de ahí te incluyen en una onda. Seguramente hacemos más psicodelia por el método, ensayo, jam, variaciones libres… que por la forma del tipo ponle este efecto o el otro”. Y aciertan, “intentamos trabajar mucho el sonido”, ya que de hecho, el resultado les convierte en uno de los grupos nuevos más consistentes y excitantes escuchados en tiempo. Mucho ojo.
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