
Uno empieza a escuchar ese All dressed up (for trial), y a pesar de contener una historia sobre injusticias penales y judiciales, puedes sentir el pulso de la melodía pop, aquella que llena de fuerza invadió cuanta canción salió de dos de las más impresionantes factorías a caballo de las décadas de los 70 y los 80: The Nerves y The Plimsouls. Ahí está todo compactado, si bien contenido por el tono semiacústico que empapa en su totalidad este HWY 62. (...)