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jueves, 14 de enero de 2016

Bob Collins and The Full Nelson
Telescopic Victory Kiss (Jigsaw Records, 2015)
Nostalgias para un futuro


Cómo no recordar la ayuda que muchos discos prestan en determinados momentos o periodos vitales. Incluso discos que no tienen porqué buscar el cambio de destino de la historia de la música, son capaces de quedarse en uno como hitos perdurables. Y si digo que The Dentists y su Behind the door I keep the universe tienen un hueco en mi altar particular, no estoy diciendo que aquel disco cambiara mi relación con la música. Ni siquiera que fuera el mejor en una carrera discográficamente tan exigua como la de la banda inglesa.(...)


Pero uno acababa casi de cruzar el charco para vivir su aventura sudamericana en aquella frontera entre 1993 y 1994, y algunos de los discos que ocuparon lugar en la maleta en cuestión y que abrigaron tantas horas de tierra nueva y gente distinta guardarán en sí mismos un recuerdo muy especial. Así que ahí están The Dentists y ahí está Bob Collins. Y aquí estamos ahora, de nuevo juntos algo más de 20 años después, y de nuevo sintiendo un puñado de canciones de este buen hombre como abrigo y cobijo ante fríos y grisuras no solo climatológicas. Porque más allá de un descanso musical que pudo parecer definitivo, Collins ha estado rondando la música y distintas formaciones de manera muy minoritaria y compleja de seguir si no acudimos a fuentes de importación. Porque coincidiendo con los últimos tiempos de The Dentists, ya había colaborado con Ascoyne d’Ascoyne, editados en el sello de su vecino Billy Childish, y posteriormente a la ruptura y a su periodo de desconexión, participó en Fortune West, en el proyecto Fortress Madonna montado por otro Dentist, Mick Murphy, y ya en el siglo XXI con otro de los ángulos de su banda madre, Mark Matthews, en Green Lines. Igualmente ha coescrito un libro sobre la escena punk de su región, promovido un festival local y, de hecho, formado parte de The Full Nelson desde 2007, aunque este recién publicado Telescopic Victory Kiss sea su primera grabación. Y de nuevo, unido a su entorno más cercano, Rob Grigg, batería en The Dentists, y Mark Aitken, bajista en Ascoyne d’Ascoyne.

Y así, entre los tres, se marcan uno de esos discos que en muchas ocasiones son calificados de menores, llenos de pequeñas golosinas azucaradas pero arrebatadoras a base de guitarras y melodías, de un pop y un rock que deja bien claro su origen y destino. Pero que tras repetidas escuchas, tras bombardeos continuados por parte de pildorazos de puro power-pop como son Seven Lives, Your star is fading, Emily o The middle of the day, o de medios tiempos que propician la caricia tras el arañazo, como Espionage, Golddust o Holy man, comienza a crecer como lo que es: uno de esos artefactos que pasados muchos años, uno vuelve a recuperar y encuentra en él guitarras y armonías capaces de encender la clavija de la nostalgia. Así, con esos casi guiños y aires a otros grandes que también comenzaron poco a poco, desde Costello a Parker pasando por Jackson, sólo queda que el guadianismo de Bob Collins y compañía tenga esta vez continuación.

Y si no, nos queda este tremendo Telescopic Victory Kiss.

Suena la corriente: "Seven Lives" - Bob Collins and The Full Nelson



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