No deja de ser una gozada ver cómo un grupo de la zona, como ellos mismos dicen, “seis chavales de un barrio de Leioa, en las afueras de Bilbao”, han ido creando una carrera a base de trabajo, esfuerzo y mucha ilusión y amor por una música. “Nunca lo hubiéramos imaginado cuando empezamos allá por 2003/2004, pero en este camino para nosotros impresionante lo hemos pasado muy bien, hemos conocido muchos sitios y este disco es la culminación de todo ello. Somos afortunados. Doce años de duro trabajo y ahora a surfear la ola y disfrutar”.(...)
Y es este nuevo disco de Travellin’ Brothers, One day in Norway, el que presentaron ayer mismo a los medios en el Kafe Antzokia de Bilbao, comenzando con una interpretación acústica, todo sentimiento, de la única versión del disco, la tradicional Make me down a pallet on your floor. Seis canciones, treinta minutos, más que suficientes para captar la esencia de la música negra de antaño, y que tiene como elemento central y que da consistencia al mismo el haberlo hecho en auténtico directo y a una sola toma. Tanto, que ello se convierte por derecho propio en la aventura y noticia más destacada: “Aprovechando que tocábamos en el Festival de Blues de Notodden (por cierto, con un plantel de artistas de quitar el hipo, como puede verse en el enlace), Noruega, que por lo menos en presupuesto es el más importante de Europa, nos fuimos en un viaje relámpago de 24 horas, en el que salimos del aeropuerto de Loiu a Oslo, de 
Oslo a Notodden en furgoneta, ocho horas de mágica grabación, en la que ese día estábamos todos inspiradísimos, después nos fuimos a probar sonido al festival, tocamos, y al terminar, fuimos al hotel, nos duchamos, dos horas al aeropuerto de Oslo, y vuelta aquí. En 24 horas habíamos hecho todo eso y nos traíamos el disco a casa”.
Oslo a Notodden en furgoneta, ocho horas de mágica grabación, en la que ese día estábamos todos inspiradísimos, después nos fuimos a probar sonido al festival, tocamos, y al terminar, fuimos al hotel, nos duchamos, dos horas al aeropuerto de Oslo, y vuelta aquí. En 24 horas habíamos hecho todo eso y nos traíamos el disco a casa”.
Y canciones que son pura seda como Lost & Found, o que transmiten el acento francés de Nueva Orleans, como Frenchmen Street, entre achuchones blues tipo Thunderstorm Blues o el aire a puro jazz de Josephine, dan buena prueba de ello. Porque, además de las condiciones de grabación, la sonoridad del disco remite a las propias características técnicas del estudio, Juke Joint Studio: “Para hacerlo, supimos que el estudio de Noruega era el apropiado, está asentado en un edificio que alberga un museo y una sala de conciertos, todo dirigido a la música negra. Tienen la mesa de grabación que estaba en los estudios Stax de Memphis y en la que grabaron gente como Aretha Franklin, Albert King, Little Milton y un largo etcétera de los masters del blues y el soul de Memphis, y tiene toda la microfonía de aquellos años en que nosotros ni siquiera habíamos nacido. El ingeniero Njal Frode también era el idóneo, un especialista en grabar a una toma y captar atmósferas especiales, trabajando mucho con la acústica y no tanto con los aparatos digitales de hoy en día”.
Así que volviendo a su esencia de sexteto y con la intención de continuar controlando su carrera directamente e invertir toda la experiencia acumulada hasta ahora, han creado su propia compañía, Magnolia Records, para editar el disco, con una excelente portada a cargo del estudio bilbaíno Hopper Ink, que tendrá su mejor expresión en la edición en vinilo, y que viene acompañado de un DVD grabado por Alex Rodríguez Cruz y que da fe de los dos intensos últimos años de la gira Magnolia Route, con más de 120 conciertos a sus espaldas en más de doce países.
Y es que son cifras y nombres como para enseñarlos y dar envidia. Haber acompañado directamente a músicos como J.T Lauritsen, Andy J. Forest, Nico Wayne Toussaint, Sugarray Rayford, además de todos los nombres con quienes han compartido escenario y festivales, y por supuesto, haber resultado ganadores del European Blues Challenge 2015 de Bruselas y finalistas en el International Blues Challenge 2015 de Memphis. Y tener prácticamente 2016 ya cerrado, con presentación oficial del disco directamente en Polonia.
Para alardear ellos y nosotros. Faltaría más.
Suena la corriente: "The best is yet to come" - Travellin' Brothers
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