Quedarán los comentarios que nos transmitieron quienes sí pudieron disfrutar de la reunión de los siempre inolvidables The Replacements. Una vez más, fallamos en nuestra muesca de unos tipos que fueron capaces de cambiar nuestras perspectivas de ver todo esto, o al menos nos acompañaron durante el trayecto en el que nos construíamos. Y una vez más, se apagaron, pasaron a fundido en negro como quien no quiere la cosa, con pocos ruidos y algún sable.(...)
Y uno seguiría esperando gominolas dulcemente ácidas de ese tipo que ya hace años, cuando debutó en solitario con aquel 14 Songs, ya te demostró que no tenía intención de dejarte sólo. Y así, apenas sin tiempo para recomponer la nueva (y definitiva, de verdad de las buenas?) separación de la banda madre, Paul Westerberg anuncia proyecto a medias con la buena de Juliana Hatfield, que también últimamente ha echado la mirada hacia atrás y revivido a la formación original de The Juliana Hatfield Three, 20 años después. Bueno, cuando menos curiosa, y atractiva, esa entente Westerberg/Hatfield. Y en esas nos llega aquel adelanto en forma de pildorita bubblegum, chicle pegajoso de hilarante contenido, de título ½ 2P.
Así que aquí tenemos a los ahora llamados The I Don’t Cares. Y vuelves la mirada a aquel Suicane Gratifaction de Westerberg en 1999 y recuerdas aquella preciosidad de arrastrada acústica y nombre Born for me. Y disfrutas el que semejante joyita haya podido ser transformada en un arreón callejero imparable como parte de este Wild Stab. Porque todo apunta a que muchos dejarán pasar por delante de sus orejas este disco, más pendientes de relamer las heridas de la nueva separación. Y cometerán un error que seguro dentro de unos años querrán reparar. Parece que la Hatfield tuvo acceso a algunas grabaciones caseras del Westerberg y directamente le dijo que eso no podía quedarse así. Que ahí había material que podía dar para un disco de muchos quilates. Tantos como los más de 50 minutos en 16 cortes que podemos encontrarnos aquí. Grabados de manera casi casera, con ese halo y sonido a maqueta, puro lo-fi deslumbrante de emoción, melodía y actitud. Si el inicial Back lleva implícito el poder de la nostalgia, Wear me out loud, Outta my system o Need the guys lo hacen con la roña del pub, Kissing Break, King of America o los inesperados siete minutos de Hands Together revelan la suavizada emotividad, y pedradas como Dance to the fight, Done Done Done o Whole Lotta Nothin’ dejan los ronchones del glam-punk más irredento.
La Hatfield ocupa un secundario y buscado lugar, y parece haber sido más el motor espiritual de todo un entramado que huele a Westerberg en puro solitario. Y con la vena del cuello en gran momento de irritación. Que siga hinchada.
Suena la corriente: "Love Out Loud" - The I Don't Cares
Gran reseña, muy bueno el detalle de la Hatfield, lo aplaudo. Gran disco. Saludos
ResponderEliminarPues sí, se han juntado dos que vaya... y lo han hecho. Qué mejor!!!
EliminarEs de los nuestros querido, y lo sabes. Besos y abrazos.
ResponderEliminarYo aún diría más, nosotros somos de él
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