* Autor: Jaime G. López "Desperdicios"
Lo primero que cabría decir es que se trata de un disco maravillosamente imperfecto, que no nació para serlo sino, entendemos, como guía de cara a un concierto que involucraría a otros dos músicos (Julián Kanevsky y Antonio Serrano) no presentes en aquellas sesiones. Grabaciones por tanto de unos ensayos para abrir el concierto de Bob Dylan en San Sebastián con solo dos ejecutantes, el pianista Germán Wiedemer y el propio Andrés Calamaro a la voz, la misma que no le tiembla cuando pierde la afinación y sale rasgada.(...)
Seguramente pocos artistas hubieran tenido la valentía de plastificar esa maravillosa y sentida versión de Mi Enfermedad con la voz rasgándose entre sus versos.
Lo primero que cabría decir es que se trata de un disco maravillosamente imperfecto, que no nació para serlo sino, entendemos, como guía de cara a un concierto que involucraría a otros dos músicos (Julián Kanevsky y Antonio Serrano) no presentes en aquellas sesiones. Grabaciones por tanto de unos ensayos para abrir el concierto de Bob Dylan en San Sebastián con solo dos ejecutantes, el pianista Germán Wiedemer y el propio Andrés Calamaro a la voz, la misma que no le tiembla cuando pierde la afinación y sale rasgada.(...)
Seguramente pocos artistas hubieran tenido la valentía de plastificar esa maravillosa y sentida versión de Mi Enfermedad con la voz rasgándose entre sus versos.
Ambos músicos desgranan un repertorio que mezcla canción popular del cono sur como Nueva Zamba, Biromes y Servilletas, Milonga del Trovador, tangos como Garúa o El Día que me quieras con cumbres propias como la revisión de los Rodriguecianos Mi Enfermedad, 7 Segundos o joyas de su repertorio en solitario, como Los Aviones o Paloma. Todo funciona en su minimalista instrumentación de piano y voz, suena como un repertorio cohesionado y con sentido a pesar de la disparidad de procedencia del mismo. Y ahí descansa parte de la magia de esta grabación, que juega en campos diferentes pero parece beber de una única fuente.
Andrés Calamaro from www.facebook.com/canalcalamaro |
Las cumbres se encuentran en la interpretación de Los Aviones y la interiorizada Milonga del Trovador (que ya recogiera en el mencionado 'Tinta Roja'). Sin obviar el grato reencuentro con viejas amigas como 7 Segundos o Mi Enfermedad. Las echábamos de menos tantos años después. Fue con canciones como aquéllas que empezamos a vislumbrar el inmenso talento del argentino que tomó la escena de su país de adopción por sorpresa con una sensibilidad diferente a los rockeros patrios de la década de los 80. Y puede que en su conocimiento y querencia de la canción popular sudamericana residiera parte de la gracia, sus referencias no eran exclusivamente sajonas y no tenía problemas en adoptar otras sonoridades en su lenguaje musical.
Sólo nos queda lamentarnos que en estos ensayos en los estudios Romaphonic de Buenos Aires no estuviera presente el excelso armonicista Antonio Serrano, que acompañando a Calamaro nos emocionó con este repertorio aquella cálida noche donostiarra en el pabellón de Anoeta en la difícil tarea de saltar al ruedo antes del Maestro. Fuimos a ver la última reencarnación crooner del bardo de Minnesota y nos encontramos con un Calamaro elegante y tranquilo que, sin aspavientos, ofreció el mejor cocktail previo al baile del inagotable Dylan. Y este disco recoge parte de aquella magia, será por eso que no deja de girar en nuestro tocadiscos.
Nostalgias del trovador. Gracias Fernando por el regalo.
Suena la corriente: "Paloma" - Andrés Calamaro
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